En el
centro del pequeño cuarto dos sillas se miraban frente a frente. Germán en una.
Martín en otra. El interrogatorio podía dar comienzo.
-No
me andaré por las ramas e iré directo al grano. ¿Si tu padre matara a alguien lo
confesarías?
-Hombre,
eso son palabras mayores. Estás hablando de quitarle la vida a una persona.
-Limítate
a contestar –Martín frunció el ceño.
-Siendo
sincero creo que no. La familia es lo más importante e incluso llegando a esos
extremos sería entendible mi posición.
-¿Entonces
no lo niegas? –Se levantó y le dio la espalda–. Lo sabía. Sabía que había sido
él. Tu padre fue el que pisó el suelo recién fregado de la cocina.
Germán
miró al espejo de su izquierda y asintió. Detrás del espejo la enfermera anotó
en una carpeta que había que doblar la dosis al paciente 469.
1 comentarios:
Está simpático, golfo... ;)
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