Los coches pasan a su alrededor, tan
rápidos que no llega a distinguirlos. Levanta un pie. Duda. No se decide a
cruzar la carretera. Espera. Ninguno se detiene. La mediana es una línea de
hormigón que parece no terminar nunca. Y sigue caminando, bajo el sol
abrasador.
Raelana Dsagan
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