Las aulas de la Escuela de Ingenieros me daban mucho margen para la reflexión. Es jodido que las carreras universitarias sean tan estancas, castradoras de todo lo que no case bien con la salsa de sus Planes de Estudios. Poco humanistas las ingenierías, poco técnicas las humanidades… cuando un ingeniero sale con su título bajo el brazo tiene muchas posibilidades no ya de no saber redactar un informe con soltura y sin faltas de ortografía, sino de escasear de mano izquierda, de capacidad para relacionarse con equipos multidisciplinares o, a la experiencia me remito, de arte para contar las cosas y para vivirlas bien. A falta de ese punto de base metafísica en mi Escuela, ésta debíamos encontrarla entre las fórmulas de mis apuntes o en las charlas magistrales de algún catedrático que se deslizaba del mundo de la Mecánica de Fluidos hacia el de la fluidez de las relaciones humanas. Una de las grandes magnitudes de la Física-Metafísica la encontré en esas clases. Se llamaba Entropía. Se resumía en una S. Era la medida de la Irreversibilidad. La tendencia de todo sistema al desequilibrio y la imposibilidad de recuperar el estado inicial. La variación de entropía siempre es positiva. Es la medida de la no vuelta atrás. Recuerdo el ejemplo de unas bolas. Las ordenas y las mueves. Nunca volverán a recuperar su estado inicial. La imposibilidad de ir a un viaje con amigos y volver a repetir el mismo viaje. Es un principio, una Ley de la Termodinámica. En esta Ley reside una de las claves de la vida. El principio del no retorno. Todos los tiempos pasados son pasados, todas las fotos reflejan un imposible. Ya nunca igual. Morimos a cada minuto, vamos dejando vidas imposibles de volver a vivir. De ahí la importancia de los pasos bien dados, para que esa irreversibilidad no nos lleve por caminos tan extraños que no sepamos volver a un punto de partida de un mínimo contenido ético. Quien es cabrón, quien no es humilde, quien pisa por subir, quien no sabe devolver una sonrisa, quien cierra los ojos a la vida no cae seguramente en la cuenta que la entropía lo domina todo, y que cuando se abandonan estados de equilibrio para avanzar ya no hay vuelta atrás. Se vuelve de otra manera, pero la entropía no permite corregir del todo los errores. Lo hermoso de la vida es saber que caminamos hacia adelante y nos vamos haciendo a nosotros mismos. Lo duro de la vida es que la física ha encontrado una fórmula para decirnos que no es posible el paso atrás.
Interesante reflexión de las leyes físicas que rigen nuestra existencia, sobre todo cuando te llevan a caer en la cuenta de que prácticamente todos los actos del ser humano se basan en intentar detener esa entropía, ese cambio de estado: queremos permanecer a través de lo que construímos (desde una relación personal a una obra)aunque sea una soberana memez.
Muy bueno, Salva. Por enésima vez: me encanta esta serie tuya de micros hechos parándose a pensar un rato de esas verdades que tiene la vida tan evidentes como desapercibidas en nuestra cotidiana carrera hacia la muerte.
Me gusta, una pincelada de metafísica que no es tan de andar por casa. Soy muy de la idea ésa de Heráclito (¿o era Parménides? Siempre los confundo) de que morimos a cada segundo, de que nunca volvemos a ser los mismos... Pero uno es un contumaz nostálgico. Ésta es una somera explicación física sobre la imposibilidad de la vuelta al pasado, al menos en el plano físico. Es bonito, no obstante, saber que existen otros, donde las leyes que gobiernan el universo no necesariamente funcionan. Pero eso seguro que ya lo sabes, jejeje.
Intento a través de momentos anecdóticos reflexionar sobre mi mundo, que es el mismo que el vuestro pero visto con otro filtro, gracias por los comentarios
Juan Astral - Habitación 127 2/2
-
*Segunda y última entrega de la epopeya existencial de este pícaro moderno…*
Primera parte
Sugerencia musical para la lectura
—Vamos, yo es que ...
Universo para-lelos, capítulo 8
-
—¿Pero de qué formulas hablas?
—Pues por ejemplo la teoría sobre la métrica de los agujeros de gusano que
es
d s 2 = − c 2 d t 2 + d l 2 + ( k 2 + l 2...
Jabonera
-
Es un restaurante al que nos gusta ir cuando tenemos alegrías que celebrar.
No es un lugar al que puedan habituarse la media de los mortales, porque el
m...
The blue sword
-
En 2022 la estadounidense (actualmente afincada en Reino Unido) Robin
McKinley fue galardonada con el título de Gran Maestra por parte de la
SFWA. En su ha...
Fototexto: Niebla
-
«Como cada año, llega la niebla para recordarnos quienes somos y ocultar
aquello que no debería ser visto. La tímida luz del sol es incapaz de
atravesar su...
SARAH
-
Hace un tiempo Joe Álamo y yo publicamos Sarah. Ahora con las redes
sociales se me olvida un poco este apreciado blog que en su día me acercó a
mucha gen...
Llegó el día. ¿Adiós o hasta pronto?
-
Las cartas ya están descubiertas para lo que me queda de 2022 y por ello,
toca ya tomar la decisión final con este blog.
Balance editorial de Saco de huesos 2021
-
Por resumirlo con toda la crudeza que el momento requiere: desde el
batacazo del año pasado, todavía no hemos levantado cabeza.
leer más
Fotografía coral
-
*Fotografía coral: 11 de diciembre de 2021*
*Una gaviota que pasa de largo dejando tras de sí la estela de sus
chillidos. *
*Unos coches que pasan, ...
Le ha pasado a muchas personas: cierto día, quizá tras una lectura especialmente satisfactoria, tras el visionado de una de esas películas que nos dejan con ganas de más, o simplemente por el puro e íntimo deseo de sacar una de esas historias que llevamos dentro, nos sentimos con las ganas y la voluntad necesaria como para combatir con el folio en blanco. Es algo connatural a nosotros el que, unas veces por evadirnos de nuestra realidad y otras por comprenderla mejor, nos lancemos de cabeza a ese mar de palabras que es la escritura. Después llega el deseo de compartir el fruto de nuestra mente, de poder ver a través de los ojos de otro esa parte de nosotros que sin duda impregna todo lo que creamos. Precisamente con la intención de brindar un espacio para ese intercambio de ideas, experiencias y emociones que es la creación literaria, nace este blog. En él podrás encontrar relatos, reseñas, poesías, y todo aquello que de una manera u otra pueda estar relacionado con el arte de narrar; todo eso corre a cargo nuestro. A ti sólo te pedimos una parte de tu tiempo, uno de tus ratos de lectura, un hueco en tu memoria que seguro no darás por perdido. Siéntete libre de viajar por éste nuestro rincón literario y, si te place, dejar las huellas de tu paso en forma de opinión o comentario.
4 comentarios:
Interesante reflexión de las leyes físicas que rigen nuestra existencia, sobre todo cuando te llevan a caer en la cuenta de que prácticamente todos los actos del ser humano se basan en intentar detener esa entropía, ese cambio de estado: queremos permanecer a través de lo que construímos (desde una relación personal a una obra)aunque sea una soberana memez.
La aterradora sencillez del ser humano...
Muy bueno, Salva. Por enésima vez: me encanta esta serie tuya de micros hechos parándose a pensar un rato de esas verdades que tiene la vida tan evidentes como desapercibidas en nuestra cotidiana carrera hacia la muerte.
Me gusta, una pincelada de metafísica que no es tan de andar por casa. Soy muy de la idea ésa de Heráclito (¿o era Parménides? Siempre los confundo) de que morimos a cada segundo, de que nunca volvemos a ser los mismos... Pero uno es un contumaz nostálgico. Ésta es una somera explicación física sobre la imposibilidad de la vuelta al pasado, al menos en el plano físico. Es bonito, no obstante, saber que existen otros, donde las leyes que gobiernan el universo no necesariamente funcionan. Pero eso seguro que ya lo sabes, jejeje.
Intento a través de momentos anecdóticos reflexionar sobre mi mundo, que es el mismo que el vuestro pero visto con otro filtro, gracias por los comentarios
Publicar un comentario