No eres la primera ni serás la última, y sobreviviré a tenerte. No serás más que una nueva herida, una de tantas. El dolor se torna llevadero cuando en la consecución del sufrimiento uno se acostumbra a él.
Ya no espero la felicidad, ni tan siquiera la deseo; no se hizo para mí. A veces la veo como una pasajera errante que acrecienta mi angustia cuando, tras paladearla, se aleja con burlona apatía. Y tras recaer en uno de estos encuentro, sólo me consuela saber que la desesperación apenas dura un instante.
Ya no espero la felicidad, ni tan siquiera la deseo; no se hizo para mí. A veces la veo como una pasajera errante que acrecienta mi angustia cuando, tras paladearla, se aleja con burlona apatía. Y tras recaer en uno de estos encuentro, sólo me consuela saber que la desesperación apenas dura un instante.
Autor: Ángel Vela (palabras)
Ilustración: José Manuel Nogales
Correo electronico: lanaiel(arroba)hotmail.com
3 comentarios:
Joder que triste, cada vez que pongas algo así comparte blog con francoix. Así se equilibra un poco el mensaje. La sonrisa y la lágrima, el desamor y cupido, en definitiva el ying y el yang. ;)
Esas cosas a Canijo, que es el que organiza, jajaajaja. Por lo demás te doy toda la razón, Fran y yo somos bien distintos. Y lo más curioso es que no llega a ser malo, jajaaj.
Gracias por el comentario, y muy contento de que no te dejara indiferente ;)
Sensibilidad teñida de desengaño o al revés... muy bonito, Ángel
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