¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir en el viejo y salvaje oeste americano? Esas puestas de sol confundiendo el horizonte de sus interminables llanuras, ese ganado pastando en libertad para llevar la prosperidad a sus espléndidas tierras, ese pueblo que nace en medio de ninguna parte y cuya seguridad está asegurada por hombres valientes que ostentan la ley…
Ay, el oeste y sus encantos…, pero claro, mientras que las cabezas pensantes de este mundo averiguan cómo viajar en el tiempo a un precio asequible, no nos queda otra opción que sumergirnos en el mundo creado por el cine del oeste y seguir soñando.
Muchos pensarán que el género del western está pasado en la moda del celuloide y alzarán sus voces para ocultar los gritos de los iluminados que han mezclado vaqueros con extraterrestres, vampiros e incluso tenores de ópera…
¿Da para soñar o no da para soñar? A no ser que tú seas de los que no se conforman con soñar y pienses, como yo, que hay modas que merecen ser resucitadas y que hay mundos que nunca debieron caer en el olvido.
Si, pensando en las nuevas generaciones, algún día te apetece hacer un documento gráfico que enseñe a los jóvenes de hoy que el cine americano no siempre estuvo adornado con adolescentes que cantan ni con personajes de sagas que se escaparon de sus libros, cuenta conmigo. Y para demostrarte mi apoyo, dejo escritas a continuación una serie de anotaciones, totalmente imprescindibles, para abordar la recreación de tan respetado género:
1. El pueblo:
Debe tener: una iglesia, un salón con un abrevadero en la puerta (después repasaremos ampliamente la decoración del salón), una comisaría con una sola celda. Si se posee un presupuesto adecuado, se aconseja incluir una barbería y un banco.
Dato a tener muy en cuenta: obligadamente, el pueblo debe ocupar una sola calle.
2. Los alrededores:
Conviene ambientar con un río más o menos caudaloso; una mina abandonada o no (según gustos) y, totalmente imprescindible: una montaña al fondo (alargada y no demasiado alta) por la que aparecerán los indios bien ordenados y en fila de a uno.
*Nota: Si se decide poner un fuerte, conviene alejarlo del pueblo para que la llegada del Séptimo de Caballería no se produzca demasiado rápido.
3. Los personajes:
El número y protagonismo vendrán dados por el presupuesto del que se disponga, pero convendrá tenerse siempre en cuenta, que hay personajes imprescindibles y que deberán aparecer en dos grupos claramente diferenciados:
a)los buenos: el sheriff, el predicador, el vaquero encargado del ganado y la dueña del salón que, obligadamente, deberá ser la mujer más guapa del pueblo. Se aconseja incluir algún niño jugando en la calle (que entorpezca la huída del malo a la vez que el bueno se preocupe por la integridad de la criatura) y una muchacha que sepa gritar pidiendo ayuda (si el presupuesto es demasiado ajustado, será la dueña del salón la que grite pidiendo ayuda).
b)los malos: aquí hay que tener cuidado porque, aparte de los indios, si se introduce algún forajido, caza recompensas o bandidos a sueldo, nunca, repito, nunca, deben pertenecer al pueblo. Siempre serán forasteros. Siempre.
4. Atrezzo:
En este apartado prestaremos especial atención al decorado del salón. Como ya he dicho antes, en la puerta debe colocarse un abrevadero lo suficientemente grande como para que un hombre quepa dentro, porque es necesario que durante el trascurso de una pelea, al menos, un vaquero caiga dentro.
La barra del salón ha de ser exageradamente larga y debe tener la pared absolutamente repleta de botellas. Aunque en la película no aparezca nadie bebiendo, la pared es insustituible, porque será la causante del efecto en el tiroteo que tendrá lugar, forzosamente, tras las puertas batientes del salón.
Como atrezzo es importante, también, procurarse un cadalso de fácil montaje, aunque si el presupuesto no lo permite, cualquier árbol solitario servirá.
Deberás disponer de, al menos, dos caballos: uno rápido y uno lento. El más veloz deberá ser, inexcusablemente, la montura del bueno y el caballo lento pertenecerá al malo. Este punto no admite variaciones.
Para elegir a los pieles rojas sólo deberán tenerse en cuenta dos cosas: tienen que saber formar una fila perfecta en la montaña del fondo y gritar formando círculos. Lo demás, quedará sobreactuado.
La elección de las armas no presenta un problema demasiado grave porque aunque en el tambor del revólver quepan una cantidad muy, muy limitada de balas, siempre se puede arreglar con efectos de sonido y alargar así el efecto del tiroteo.
Por supuesto, no puedes olvidarte de incluir alguna que otra planta rodadora para que atraviese las escenas de tensión contenidas.
Y esto es todo, creo que no olvido nada importante, espero haberte ayudado a dar el salto a tu gran sueño. Si te asalta alguna duda o quieres especificaciones más concretas, no lo dudes:
comohacerunwestern@west.com
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