miércoles, 8 de octubre de 2008

El acto poético



La oscuridad lo rodeaba, infundiéndole una sensación de vacío y al mismo tiempo haciéndole creer que algo se escondía tras ella. Su situación no era la deseada por ningún humano, se acababa de perder en medio de la solitaria llanura y el próximo pueblo se encontraba a kilómetros de distancia, alejado de cualquier vestigio de sociedad; ni tan siquiera la luna hacía acto de presencia.
Fue entonces cuando caminando por la llanura lo notó, algo raro pasaba a su alrededor. Sintió una presencia, el vello se le erizó, con la lengua adormecida trataba de preguntar quién era, no lo logró.
Se paró en seco tratando de buscar un punto de referencia en el oscuro paisaje, algo que le sirviera de guía, pero no lo consiguió.
Sentía que la oscuridad lo consumía, que lo iba devorando poco a poco, y la presencia ya no era una presencia, lo era todo, mirara donde mirase la sentía.
Cuando ya no podía más escucho una voz que murmuraba, una y otra vez en interminable letanía:
−Así es el acto poético.
“Aquiles tranquilo es sólo la oscuridad que te turba y pierdes el norte, sigue caminando que ya pasará –pensó.”
Pero las piernas no le respondían, los músculos parecían atrofiados, ni siquiera podía mover los brazos, y rendido a la evidencia se arrodilló. Sólo lo podía salvar un milagro y en esta vida los milagros no existen. El murmullo fue subiendo hasta llegar a la cota de grito, los oídos le iban a estallar, mientras una y otra vez se repetía lo mismo:
−¡Así es el acto poético!
Todo parecía perdido, fuera lo que fuese había ganado y su vida estaba en sus manos, pero muchas veces en la vida existen las casualidades, o causalidades, de repente un haz de luz en constante movimiento iluminó la llanura, la voz cesó y los músculos recuperaron su fuerza.
−¡Un coche! ¡Una carretera! –gritó con voz casi ininteligible−. Es mi oportunidad.
Se levantó veloz y fue corriendo en la dirección de la que provenía la luz, aunque no recordase haber pasado por ninguna carretera poco le importaba ya que aquello suponía huir de una pesadilla.
Llegó a la altura del arcén y de un salto se plantó en medio de la vía. El conductor, que al parecer lo divisó desde una distancia prudencial fue aminorando la marcha.
El seguro de la puerta trasera se abrió, de un salto se introdujo en el coche cerrando de golpe la puerta. Descansó el cuerpo cansado sobre el asiento y estuvo tentado de echarse un sueñecito, cerró los ojos un momento pero le intrigaba la identidad de su salvador y los volvió a abrir.
Para sorpresa suya el coche seguía parado y ahora las luces estaban apagadas, dio un salto en el asiento y se incorporó a inspeccionar el asiento delantero, vacío. El corazón le latía desmesurado, juraría que había alguien conduciendo el coche y para más señas ni siquiera una simple llave puesta en el contacto, nada.
Se quedó petrificado, la oscuridad seguía presente como un manto sombrío que no dejaba ver a través de él, entonces el vello se le volvió a erizar, una presencia le perturbaba y a su oído una plegaría retornó:
−Así es el acto poético.


Autor: Rafael De Alba Rodríguez (Morti)

Correo electrónico: john_difool(arroba)hotmail.com

5 comentarios:

dijo...

Así es... como andar perdido, para encontrarse...
besos

Pablo Ballesteros dijo...

me gusta mucho este texto
también es un acto poetico

Manuel Mije dijo...

Bueno, éste es otro de tus estilos: frente a la mandanga de muchos de tus textos, que conmigo personalmente conecta mucho, están estos otros de un surrealismo oscuro e inquietante, muy sugerentes para mi gusto. A ver, a ver con quén os sorprendes para la próxima...

Vito Márquez dijo...

Quizás Aquiles es un personaje perdido en el vacío, en el desierto negro de las ideas, y está siendo capturado por un autor en un Acto Poético.

Muy interesante metaliteratura!

Pero lo mejor, es que mi conclusión no es única. Que cada lector puede crear la suya.

Buen relato.

Me quito las gafas y el bigote ante él.

francoix dijo...

No lo había leido, por eso te pido disculpas, jejeje. Respecto al relato es profundo, oscuro e inquietante.
Sigue así, aunque mira un poco la puntuación.

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