lunes, 14 de febrero de 2011

Parte semanal en la escritura de La senda del hipopótamo (VII)

OCTAVA SEMANA

El final se acerca con paso de hipopótamo y casi temo que llegue. ¿Qué voy a hacer después?

Me queda rematar el capítulo ocho, y último. Escribir el epílogo. Poco más. Estará terminado el trabajo de redacción que ya es un paso importante. Lo celebraré, creedme, aún no sé cómo pero haré una fiesta cuando termine. No es algo que suceda todos los días. Si todo va bien en dos o tres días tendré puesto el punto final. Casi no me lo creo.


Si he de ser sincero, y sino voy a serlo esto no tiene sentido, estoy agotado. El proceso me ha obligado a exprimirme el cerebro de tal manera que ahora mismo casi que ya no sé que contar aquí. Hasta ahora no he desvelado nada del contenido de la novela, algún datos menor o impresión general, y no quiero estropearlo al final. ¿Cómo hablar de una novela sin hablar de ella? Es una buena pregunta, pero recuerden a Salman Rushdie y sus Versos satánicos, anda que no se habló nada del libro de marras y nada hacía referencia a su argumento o sus virtudes literarias.

Francisco Umbral es más conocido por muchos a raíz de su ¡He venido a hablar de mi libro! que de sus escritos. Que chunga puede llegar a ser la vida del escritor. Si con esto que escribo consigo dar el salto y verlo impreso en formato libro ¿qué me deparará el futuro?

Paseo por las librerías a la búsqueda del libro que me rapte obligándome a comprarlo y devorarlo. Siempre veo los mismos libros, no son tantos, unos cientos. ¿Sólo existen esos libros? Por supuesto que no, son los libros de moda, los pelotazos editoriales, los que más venden. El resto permanecen agazapados en las estanterías a la espera del lector curioso, insatisfecho con los grandes éxitos de venta y crítica, los encuentre. Del lector informado que los busque con avidez. Del lector investigador que busque nuevas experiencias. Somos tantos los que escribimos historias, y muchas más la historias que contamos, que nos perdemos en un mar de libros que nadie conoce ni tiene interés por conocer. Al final después del trabajo, con suerte, mucha suerte, la historia será un libro, si la fortuna te sigue acompañando, llegará a las librerías, harás unas cuantas presentaciones y conseguirás alguna reseña elogiosa por parte de alguien que no es un colega, entonces alguno lectores, los informados, los curiosos, los investigadores, se sentirán atraídos por tu propuesta y conseguirás tu objetivo fundamental, ser leído y causar el deleite de los lectores. O no. Sólo el tiempo nos dirá qué va a pasar con nosotros.

Quizá sea una reflexión algo pesimista pero, ¿qué distinguirá mi libro del resto en una librería?, ¿porqué tendría que querer nadie leerlo? y, si lo hace, ¿lo disfrutará o lo dejará a medias con una mala opinión sobre la historia, el modo en que está contada, el autor y el dinero invertido en ella?

Todas estas preguntas, fruto de una inseguridad firmemente anclada en mi conocimiento del medio (que puede ser erróneo, pero es el mío, el que me sirve y guía), surgen ahora que el final se aproxima y el entusiasmo cede al cansancio y la reflexión. No lo puedo evitar. Pero tampoco quiero darle más vueltas por hoy, aún queda mucho trabajo por hacer.

En unos días, cuando esté terminado, pasaré por aquí para contarlo. Hasta entonces deseenme suerte.

3 comentarios:

Rocío dijo...

Después... pues después a tu ingenio ya se le ocurrirá algo igual o mejor, si cabe. De momento puedes disfrutar de tu obra en su plenitud, contemplarla como valiosa recompensa al esfuerzo. Es TUYA, nacida de tu ser, de tus pensamientos, tus emociones, tus sensaciones... Eso, al margen de todo lo demás, estoy segura que ha de causar una gran satisfacción personal. Cansancio, reflexión y cierto "pesimismo" son lógicos, omnipresentes, son de condición humana. Ha debido ser duro, escribir siempre lo es pero, según tus propias palabras, también te has divertido escribiendo y no todo el mundo puede decir lo mismo.

Ojalá algún día tu novela vea la luz en las estanterías de las librerías para después ser felizmente adoptada en muchos hogares. Algo está claro, no todo lo bueno de esta vida se deja ver ni es accesible a todo el mundo, eso es así para todas las creaciones y la Escritura no corre mejor suerte. Pero siempre hay que tener fe en uno mismo, supongo que esa es la fe necesaria a la hora de disponernos a mover montañas. Desearte que te acompañen todo el ÁNIMO y la SUERTE que necesites en tu camino.

Mientrasleo dijo...

No se si tu novela verá la luz, yo espero que sí, casi más por mí que por tí, si me permites la sinceridad porque.. has conseguido que muchos tengamos ese gusanillo que hace que se compre un libro el mismo día que sale por haber asistido a su cuenta atrás.
Suerte
Un saludo

Félix dijo...

Gracias Rocío por los ánimos, esos no me faltan por ahora, la suerte ya es otra cosa, esa sí que me va a venir bien.

Mientrasleo, ya avisaré cuando haya avances significativos en la transcripción, correcciones y, espero, edición de la novela, así la podrás comentar en tu magnífico blog.

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