lunes, 14 de febrero de 2011

Parte semanal en la escritura de La senda del hipopótamo (V)

QUINTA SEMANA

Esta semana he perdido otro día por motivos de celebraciones... pero tengo tiempo. Según mis cálculos, sin cambiar de planes, debiera terminar para el 17 de agosto con la redacción del texto (por supuesto luego hay que transcribirlo al ordenador, corregir y todo eso, me falta muchísimo trabajo). Claro que los planes han cambiado estos días. El capítulo seis de la segunda parte se ha desdoblado por su propia naturaleza aumentando con ello sensiblemente. Ahora la segunda parte tendrá ocho capítulos en lugar de siete, lo que supone un par de días más redactando, estimo, osea hasta el 19 de agosto.


No supone un cambio dramático a mis planes, pero creo que sí aportará más potencia a la historia y preparará el camino hacia la tercera parte y el final de las desventuras de mi personaje (¿ya comenté que se llama Godoberto Estípula?).

Están todo escrito hasta el principio del capítulo siete. Aquí me va a complicar la vida cierto juego al que me voy a meter con mi estimado don Miguel de Unamuno como referencia básica. No todo iban a ser guiris, ¿no? Todo cuanto acontece desde el capítulo cinco hasta el final de la segunda parte está montado sobre un trasfondo que, nuevamente, me lleva a mi entretenimiento favorito de la intertextualidad aunque , en esta ocasión, con algo que aún no he escrito. Un proyecto muy ambicioso que guardo para más adelante (y estoy hablando de años), pero que voy entretejiendo poco a poco mientras tanto. No hablaré de esto más pues no se trata de otra cosa que un montón de notas, ideas, personajes, lugares e historias enganchadas en un esquema general aún demasiado vago.

El resultado está siendo bastante óptimo aunque me temo que se me pueda haber ido la mano con la brutalidad y la violencia gratuita. Ya lo analizaré en los posteriores repasos.

La experiencia de escribir este texto sigue siendo apasionante, poco a poco voy descubriendo el mundo que estoy creando y encontrando cosas fascinantes en él. Lo mejor es que conforme avanzo en la historia es como si yo mismo estuviese ahí dentro observando lo que sucede, intentando trascribirlo a toda velocidad parar que no se me escape ni un sólo detalle, aunque siendo incapaz de ello. Esto me sugiere una reflexión curiosa, a través de las palabras con las que soy capaz de contar una historia que en mi imaginación es mucho más rica y elaborada el lector tendrá que recontruirla en la suya propia y, probablemente, su visión de la historia será distinta de la mía. De hecho veo harto improbable que pueda ser de otra manera que distinta, una visión por cada lector. Sería interesantísimo saber como se imaginan las cosas las personas que lo lean.

Realmente ha sido una desición acertada emplear las vacaciones en emprender esta aventura de escribir una novela.

Y hasta aquí puedo leer la tarjetita esta semana. En siete días, que pasan volando, volveré a asomarme por aquí para contar mis avances. Deseenme suerte.

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