sábado, 26 de junio de 2010

Reseña: La Cúpula, de Stephen King

Imagina, sólo imagina, que tu querido pueblo o ciudad se levanta una mañana encerrado en una cúpula de enormes proporciones; como si se tratase de un trozo de esa rica tarta de chocolate que ves cada día en la pastelería de tu barrio, cubierta por esa urna de cristal transparente.

Con esta premisa, Stephen King, Steve para los amigos, nos embarca en una epopeya entre el bien y el mal. Una lucha, en esta ocasión, cargada de tintes políticos y religiosos. Y es que, si no conociera a King, diría que La Cúpula es una enorme crítica socio-política-religiosa.

El argumento en sí:
Es una soleada mañana de otoño en la pequeña ciudad de Chester´s Mill. Claudette Sanders disfruta de su clase de vuelo y Dale Barbara, Barbie para los amigos, hace autostop en las afueras. Ninguno de los dos llegará a su destino…

De repente, una barrera invisible ha caído sobre la ciudad como una burbuja cristalina e inquebrantable. Al descender, ha cortado por la mitad a una marmota y ha apuntado la mano a un jardinero. El avión que pilotaba Claudette ha chocado contra la cúpula y se ha precipitado al suelo envuelto en llamas. Dale, veterano de la guerra de Irak, ha de regresar a Chester´s Mill, el lugar que tanto deseaba abandonar.

El ejército pone a Barbie a cargo de la situación pero Big Jim Rennie, el hombre que tiene un pie en todos los negocios sucios de la ciudad, no está de acuerdo: La cúpula podría ser la respuesta a sus plegarias.

A media que la comida, la electricidad y el agua escasean, los niños comienzan a tener premoniciones escalofriantes. El tiempo se acaba para aquellos que viven bajo la cúpula. ¿Podrán averiguar qué ha creado tan terrorífica prisión antes de que sea demasiado tarde?

Y éste es un resumen bastante sintetizado de lo que ocurre en la novela.

Día a día, la plácida vida de aquellos tranquilos habitantes se va convirtiendo en un infierno gracias a las malas artes de Big Rennie, el segundo concejal del ayuntamiento. Nadie está a salvo de la corrupción política, ni de la extremada brutalidad policial también sometida a los designios del concejal; si quieres sobrevivir en Chester´s Mill más te vale convertirte en un borreguito pastoreado por Rennie o puedes acabar sufriendo una paliza de muerte, y esto, bajo la cúpula, puede que no sea tan malo. Pero claudicar es algo a lo que Dale Barbara no está acostumbrado, y él ha sido el hombre designado por el presidente de los Estados Unidos para manejar desde dentro aquella situación.

Es así, al igual que sucedía en Apocalipsis, del mismo autor, que se van formando bandos. Lo que comentaba antes, el bien y el mal, el yin y el yang. La mala y convenida gestión de Rennie provoca enfrentamientos mortales entre gente que se daba los buenos días a diario en el supermercado, personas que iban a pescar juntas, que compartían chistes verdes, cervezas, cama o… drogas.

Como en todas las novelas de King, nos encontraremos con personajes perfilados al máximo. Tramas y subtramas exquisitamente hilvanadas que conducirán a un final de infarto, ya que las últimas páginas son las mejores últimas páginas que he leído del tito (Steve) en los últimos años… y es que King no se casa con nadie. Esto, sin duda y habiendo tanteado el terreno, ha provocado que muchos de los fans no tan incondicionales del escritor se hayan reconciliado con él. Y eso es algo de lo que me alegro.

¿Todo es bueno en esta novela? Para mí, no. Aparte del consabido relleno de paja que todo fan de King conoce, hay puntos criticables, como que todo el desastre ocurra tan pronto. Que un pueblo (la sociedad, con sus derechos y libertades), se desmorone tan rápidamente ante una situación drástica. Algo así como que tus padres te enseñen a mear levantado la tapa y cuando no te ven te meas en ella, en el suelo y en la bañera si te pilla cerca.

Tampoco entiendo muy bien por qué quiso titularla Los Caníbales. Pero como rectificó y cambió el título esto ya no es criticable… quizá en sus años mozos pretendía escribir otra historia diferente.

En fin, nada de esto empaña lo que es una gran novela, totalmente recomendable para todos los públicos, no sólo a los incondicionales. Stephen King ya no es únicamente el maestro del Horror sino que es un doctor de emociones tal y como él comenta aquí:
«Lo que hago es atacar las emociones de los lectores. Se me considera un escritor de horror, pero soy básicamente un doctor en emociones. Si apagan las luces y tienen miedo, entonces he ganado.»

Y vaya si con La Cúpula ha ganado. Apaguen la luz, apáguenla… quizá, sólo quizá, se sientan como hormiguitas indefensas.

Título: La Cúpula
Autor: Stephen King
Traducción: Roberto Falcó Miramontes y Laura Manero
Editorial: Plaza&Janés
Págs:1131
Precio: 29´90

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace muchos años ya que vengo diciendo que Stephen King más que un maestro del horror es un magnífico sociólogo. Sus críticas, disfrazadas de novelas en pequeñas comunidades o en grupos divididos son un perfecto tirón de orejas al American System.

Dices que "La cúpula" se parece a "Apocalipsis". Cierto. Y que no entiendes porqué quiso llamarla en un principio "Los caníbales".
Pues yo creo que se nota claramente la fascinación de SK por "El Señor de las moscas"

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