jueves, 17 de junio de 2010

Apuntes para una posible teoría del microrrelato II


V.- Saber callar

No es algo nuevo. Piglia lo explica mejor que yo en su tésis sobre el cuento. Todos los relatos contienen dos historias: una visible en la superficie y otra oculta en las profundidades.

En los microrrelatos es mucho más complicado. Si apenas tienes espacio para escribir una historia, mucho menos lo tienes para tejer otra por debajo. Sin embargo, muchos lo consiguen.


El truco está en sugerir y saber callar a tiempo. Tienes que dejar que el lector construya con las piezas que le has dado (la historia de la superficie), la segunda historia de la que habla Piglia.

Lo dejó escrito Chejov en sus cuadernos de notas. "Un hombre en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida". ¿Por qué? ¿Qué hay en casa tan terrible para volver con un millón y suicidarte? Parece fácil. Ya lo dice la canción. Tres cosas hay en la vida. Salud, dinero y amor. ¿Por qué te quitas la vida (salud), si tienes dinero?

Los buenos microrrelatos son de digestión difícil. Nos convierten a todos en rumiantes. Los leemos y después de terminarlos seguimos dándoles vueltas y vueltas.
VI.- La pedrada en la cabeza

-Eh, tú, marques. Sí, tú, ven aquí, perdona un momento.

Te lo sabes de memoria. Te encuentras con un yonki en mitad de la calle y te viene a contar una película que no te interesa para nada. Pasas de largo. No le prestas atención.

Abres un libro, pinchas un link y llegas a un blog de microrrelatos. Empiezas a leer. Un inicio soso que no te engancha. La presentación del personaje o la descripción de un lugar. Te la pela. Saltas al segundo párrafo. Lo lees por encima. Más de lo mismo. A la mierda. Se acabó.

Los buenos microrrelatos son una pedrada en la cabeza. No te la esperas. Cuando de repente...
En el momento en que recibes la primera pedrada deja de importante lo demás. Sólo compruebas quién te la ha tirado y continúas leyendo. Alerta por si te tira otra. En el fondo, los lectores de microrrelatos somos un poco masoquistas y lo que queremos es recibir una pedrada tras otra.

VII.- Ya duchados

Los personajes de los microrrelatos salen de casa ya duchados. El lector no tiene tiempo para acompañarlos a su casa y esperar a que se levanten, se duchen, se vistan y mojen las galletas en el café con leche para desayunar. Tampoco le importa cual es su color favorito, el barrio donde vive, si es de buena familia, están enganchados a algún programa de televisión y, a veces, casi ni su nombre.

El lector llega al microrrelato como un niño a un mercadillo de nómadas.

-Papa ¿y ese bicho qué es?

-Es el personaje de un microrrelato.

-Qué rollo, si no hace nada. No se mueve.

Pues eso.

3 comentarios:

Óscar Torres Gestoso dijo...

Otra vez totalmentemente de acuerdo contigo Xuan

Xuan dijo...

Me alegra :-)

Félix dijo...

Bueno Xuan, como ya te dije en el anterior, interesante y sugerente, ¿habrá una tercera parte? ¿tienes un plan sobre cuantas serán?

Te pregunto porque cada vez tengo más claro que cuando termines tu exposición te voy a escribir una réplica, jejeje, aunque en los términos que dije de complementareidad y cotangecialidad, no necesariamente de critica u oposición a tus ideas que me parecen en gran medida acertadas y, ya te digo, sugerentes.

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