Se conocieron como se conoce la gente, por casualidad, y se amaron intensamente. Sintieron sus cuerpos, palparon sus emociones y pensaron que nunca antes habían vivido nada igual. Encontraron placeres carnales y espirituales de siempre a los que les dieron una nueva dimensión, la del amor que llaman verdadero. Lo creyeron eterno. No sabían que sería la historia de un encuentro en ciento cincuenta palabras, un amor hipermoderno, que huye hacia delante, veloz y vehemente. Así, entre orgasmos y ternura, delicados susurros a oscuras y besos desesperados, gritos de agónico deleite y cálidas confidencias, suaves abrazos postcoitales y violentos espasmos de gozo, su escaso tiempo se agotó. Cada uno fue por su lado. Sólo, muy de tarde en tarde, cada vez que vuelven a enamorarse, piensan en ello, para comparar, para constatar que nunca hay mayor amor que el actual, que el amor en presente contínuo.
4 comentarios:
Bueno, shurra, ya te lo dije en su momento, un micro muy chulo, con arte y gracia. Enhorabuena.
Ooh! A mí también me ha gustado mucho! Muy bonito! :D
Hey muchas gracias a ambos, la verdad es que salió solo, andaba leyendo a Lipovetsky y tanto hipermodernismo parriba y pabajo cuando me quise dar cuenta estaba escrito el relato... y mi visión del mundo ligeramente deformada por esas lecturas tan extrañas que me meto en el chorlo jejeje. Me alegra que os guste.
Me encantaría ser capaz de escribir algo así, con tanta intensidad. Palabras de una gran belleza, como igualmente bella es la imagen que las acompaña. Palabras con mucho sentimiento y sensibilidad, que al leerlas hacen sentirse viva a tu piel.
"Palparon sus emociones..." ¿Existe algo más magno que eso?.
"...nunca hay mayor amor que el actual, que el amor en presente contínuo." Sería la mejor tabla de salvación a la que aferrarse cuando te invaden los recuerdos y te sientes naufragar en ellos.
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