RESEÑA DE CAROLINA MÁRQUEZ ROJAS
El cadáver de una mujer es descubierto en el cuarto de baño de su domicilio en El Vendrell, una ciudad de la provincia de Tarragona, con una jeringuilla clavada en su brazo.
Al parecer todo indica que la muerte se debe a un accidente por sobredosis o a un suicidio, y el caso es asignado al Grupo Antidroga de la Guardia Civil de Tarragona, bajo el mando del agente J.C.Pérez., apodado "El Indio".
Pero una vez empieza la investigación, nada es lo que parece, y el instinto del agente le lleva a sospechar que, tras la muerte de la mujer se esconde algo mucho más turbio. Comienza así una carrera contrarreloj para "cazar" a un peligroso narcotraficante ...
OPINIÓN
"Era una fría y lluviosa tarde de invierno, de 1984..."
Así empieza la historia basada en hechos reales Sin Pedigrí, una historia que no te dejará indiferente. ¿Naciste en la década de los 60? Si es así, viviste los mejores años de tu juventud con la movida de los 80, pero si bien este relato se centra en esos años, nada tiene que ver con la maravillosa movida.
La novela policíaca es una novela complicada, pues tiene mucho de novela psicológica; cuando un agente de la ley debe perseguir y capturar a un delincuente, del que no conoce su identidad, debe poner en juego sus cinco sentidos y adentrarse en la mente del criminal para adivinar cuál será su próximo movimiento. El policía debe meterse en la piel del personaje, pensar como él, actuar como él, haciendo los amigos que él haría, viviendo el mundo que el delincuente vive, jodiéndose de puro asco por lo que encuentra pero sabiendo lo necesario que resulta para sacar de las calles a la escoria que pulula en ellas y que desgracian otras vidas. Es uno de los trabajos más duros que existen, que curten la piel y el carácter del policía, del agente que se patea las calles para que nuestras vidas, las de las personas corrientes y "legales" sigan viviendo en paz.
Juan, "El Indio", es uno de estos agentes.
Juan es un personaje real; en esta historia todo es verídico pero se han cambiado los nombres de los implicados para no ofender ni abrir viejas heridas, aunque es inevitable para los que viven en los lugares próximos a los hechos el recordar lo sucedido pues tuvo gran trascendencia en la prensa de la época. Juan es un agente del antiguo Grupo Antidroga de la Guardia Civil de Tarragona, actualmente conocido como Grupo de Investigación Fiscal Antidroga (G.I.F.A.), una unidad especial dedicada a perseguir todo tipo de delitos fiscales.
El Indio tiene una vida solitaria, la típica vida del agente entregado a su trabajo. Sus pocos amigos son sus compañeros del grupo antidroga -¿en quién vas a confiar si no es en el que debe cubrirte las espaldas?. Su aspecto físico no es corriente, de ahí su apodo, pero es que él tampoco es un tipo corriente, lo cual se refleja fielmente en el relato. Conozco a Juan y es un hombre con una fuerte personalidad y un carácter que roza la prepotencia, el orgullo, la bordería y la vacilación...pero eso es sólo la primera impresión. Si bien esos son rasgos característicos de su personalidad, cuando lo conoces sabes, intuyes, que es pura fachada. En realidad tiene un gran corazón que mueve a la ternura y que esa fachada no es más que una coraza que le protege de los peligros de su profesión.
El relato comienza en la población de El Vendrell (Tarragona) con el supuesto suicidio por sobredosis de una joven de buena familia de la ciudad. El olfato de El Indio detecta inmediatamente que tras ese aparente suicidio se esconde algo mucho más importante y comienza a investigar con los escasos medios científicos de la época. No estamos ante un capítulo de C.S.I., con modernos laboratorios, pruebas a la última sobre ADN, balística, huellas dactilares, etc., las modernas máquinas que hacen actualmente todo el trabajo de investigación no existían en los 80. Era el instinto del policía lo que llevaba a la verdad; era el investigador quien descubría, con dificultades que ahora no existen, la verdad sobre los hechos, por su tesón, tozudez e insistencia, porque sólo el verdadero sabueso con olfato podía "conocer" que realmente esa verdad se hallaba oculta y sabía dónde encontrarla.
La labor de investigación llevada a cabo es sobresaliente. Nada como las conversaciones de la autora con el protagonista para conocer de primera mano la auténtica historia y los acontecimientos reales. Juan acaba "confesando" ante Belén Márquez los pormenores de su existencia como agente de la ley. Se atreve incluso, aunque con cierto rubor, a contar sus encuentros sexuales con la prostituta que es su confidente, con Rosa, la pija rubia inaccesible que entorpece su vida y otras cosas. Porque Juan es duro pero también sensible y busca querer y a alguien que le quiera por lo que es él como persona.
Juan cuenta con un equipo de compañeros magnífico, sin el cual sabe que sus logros no serían tales; son esos compañeros el contrapunto del personaje, los que aportan una nota de humor en la historia, necesario repiro para un relato emocionante. Pero lo más relajante en la novela son las referencias a la música country. Juan es un enamorado de esta música, siempre lleva en el desvencijado 127, el coche policial, una cassette con las canciones de Johnny Cash, o de la Creedence Clearwater Revival; él pasa de la música de la movida. Los lugares que frecuenta son lugares que hoy en día existen en realidad: el Tennesse de Comarruga (Tarragona) es un lugar de referencia para los amantes de la música country, y su propietario, Mario, sigue regentando el local a día de hoy.
Una estupenda historia real para recordar. Un reconocimiento a la labor policial de la época. Un paso hacia el pasado y una alabanza hacia la música country. Un homenaje hacia un policía esforzado en descubrir la verdad. Todo esto es Sin pedigrí. No os la perdáis.
Y recordad que éste, no es un buen año para las rosas...*
*para entender esta expresión se debe llegar al final de la novela.
"Era una fría y lluviosa tarde de invierno, de 1984..."
Así empieza la historia basada en hechos reales Sin Pedigrí, una historia que no te dejará indiferente. ¿Naciste en la década de los 60? Si es así, viviste los mejores años de tu juventud con la movida de los 80, pero si bien este relato se centra en esos años, nada tiene que ver con la maravillosa movida.
La novela policíaca es una novela complicada, pues tiene mucho de novela psicológica; cuando un agente de la ley debe perseguir y capturar a un delincuente, del que no conoce su identidad, debe poner en juego sus cinco sentidos y adentrarse en la mente del criminal para adivinar cuál será su próximo movimiento. El policía debe meterse en la piel del personaje, pensar como él, actuar como él, haciendo los amigos que él haría, viviendo el mundo que el delincuente vive, jodiéndose de puro asco por lo que encuentra pero sabiendo lo necesario que resulta para sacar de las calles a la escoria que pulula en ellas y que desgracian otras vidas. Es uno de los trabajos más duros que existen, que curten la piel y el carácter del policía, del agente que se patea las calles para que nuestras vidas, las de las personas corrientes y "legales" sigan viviendo en paz.
Juan, "El Indio", es uno de estos agentes.
Juan es un personaje real; en esta historia todo es verídico pero se han cambiado los nombres de los implicados para no ofender ni abrir viejas heridas, aunque es inevitable para los que viven en los lugares próximos a los hechos el recordar lo sucedido pues tuvo gran trascendencia en la prensa de la época. Juan es un agente del antiguo Grupo Antidroga de la Guardia Civil de Tarragona, actualmente conocido como Grupo de Investigación Fiscal Antidroga (G.I.F.A.), una unidad especial dedicada a perseguir todo tipo de delitos fiscales.
El Indio tiene una vida solitaria, la típica vida del agente entregado a su trabajo. Sus pocos amigos son sus compañeros del grupo antidroga -¿en quién vas a confiar si no es en el que debe cubrirte las espaldas?. Su aspecto físico no es corriente, de ahí su apodo, pero es que él tampoco es un tipo corriente, lo cual se refleja fielmente en el relato. Conozco a Juan y es un hombre con una fuerte personalidad y un carácter que roza la prepotencia, el orgullo, la bordería y la vacilación...pero eso es sólo la primera impresión. Si bien esos son rasgos característicos de su personalidad, cuando lo conoces sabes, intuyes, que es pura fachada. En realidad tiene un gran corazón que mueve a la ternura y que esa fachada no es más que una coraza que le protege de los peligros de su profesión.
El relato comienza en la población de El Vendrell (Tarragona) con el supuesto suicidio por sobredosis de una joven de buena familia de la ciudad. El olfato de El Indio detecta inmediatamente que tras ese aparente suicidio se esconde algo mucho más importante y comienza a investigar con los escasos medios científicos de la época. No estamos ante un capítulo de C.S.I., con modernos laboratorios, pruebas a la última sobre ADN, balística, huellas dactilares, etc., las modernas máquinas que hacen actualmente todo el trabajo de investigación no existían en los 80. Era el instinto del policía lo que llevaba a la verdad; era el investigador quien descubría, con dificultades que ahora no existen, la verdad sobre los hechos, por su tesón, tozudez e insistencia, porque sólo el verdadero sabueso con olfato podía "conocer" que realmente esa verdad se hallaba oculta y sabía dónde encontrarla.
La labor de investigación llevada a cabo es sobresaliente. Nada como las conversaciones de la autora con el protagonista para conocer de primera mano la auténtica historia y los acontecimientos reales. Juan acaba "confesando" ante Belén Márquez los pormenores de su existencia como agente de la ley. Se atreve incluso, aunque con cierto rubor, a contar sus encuentros sexuales con la prostituta que es su confidente, con Rosa, la pija rubia inaccesible que entorpece su vida y otras cosas. Porque Juan es duro pero también sensible y busca querer y a alguien que le quiera por lo que es él como persona.
Juan cuenta con un equipo de compañeros magnífico, sin el cual sabe que sus logros no serían tales; son esos compañeros el contrapunto del personaje, los que aportan una nota de humor en la historia, necesario repiro para un relato emocionante. Pero lo más relajante en la novela son las referencias a la música country. Juan es un enamorado de esta música, siempre lleva en el desvencijado 127, el coche policial, una cassette con las canciones de Johnny Cash, o de la Creedence Clearwater Revival; él pasa de la música de la movida. Los lugares que frecuenta son lugares que hoy en día existen en realidad: el Tennesse de Comarruga (Tarragona) es un lugar de referencia para los amantes de la música country, y su propietario, Mario, sigue regentando el local a día de hoy.
Una estupenda historia real para recordar. Un reconocimiento a la labor policial de la época. Un paso hacia el pasado y una alabanza hacia la música country. Un homenaje hacia un policía esforzado en descubrir la verdad. Todo esto es Sin pedigrí. No os la perdáis.
Y recordad que éste, no es un buen año para las rosas...*
*para entender esta expresión se debe llegar al final de la novela.
1 comentarios:
Mi agradecimiento a SEVILLA ESCRIBE, por publicar mi reseña y por apoyar a Belén.
Gracias y saludos a todos.
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