Cerró la puerta muy despacio
tratando de amortiguar el ruido. Desgraciadamente para él no tuvo éxito. Una
voz salió de la puerta a su izquierda, era la cocina y su madre no esperó ni a
verlo para preguntarle por el resultado del trabajo de historia. Del cuarto del
fondo llegó un ruido al arrastrar una silla. Lo siguiente que vio fue a un
hombre de mediana edad, calvo y regordete. Era su padre. Se subió las gafas y tocándose la perilla lo miró esperando una respuesta.
-¿Y bien?
-¿Y bien qué?
-No te hagas el tonto y
responde ¿Cómo ha salido el trabajo?
Su madre asomó la cabeza y un
mechón de pelo rubio brilló con la luz que se colaba a través de las cortinas
del salón. Nunca entendió como una mujer tan guapa como ella había acabado con
un hombre como aquel, que por mucho que fuera su padre no lo salvaba de ser
considerado un adefesio ni el parentesco ni el mutuo aprecio paterno-filial. Los
dos lo miraban expectantes, sabía que en breve la expectación pasaría a ser
frustración.
-Pues a don Gerardo no le
parece que mis niveles creativo e imaginativo sean acordes con la asignatura de
historia. Es más lo ve como algo negativo. Vaya que me ha suspendido.
-Eres un bromista nato. Di la
verdad, hombre.
Al agachar la cabeza
entendieron que no era un brote humorístico repentino. Había suspendido. El
encargado de seguir sus pasos como docente en la universidad del pueblo seguía
desperdiciando su gran potencial a pesar de sus esfuerzos.
-Te dije que debíamos
ayudarlo, que él solo iba a meter la pata –le recriminó a la madre.
-Tiene 18 años, no es ningún
crío al que debamos enseñar a hacer la tarea. Debe aprender a asumir la
responsabilidad de sus actos y si eso significa suspender historia pues que así
sea.
-¿Qué has hecho mal hijo?
–inquirió el padre.
-Pues he hecho que el último
pueblo cartaginense que quedaba en la península fuera Astigi y que Escipión la
conquistaba.
-Hijo mío, Astigi no se
conquistó, se fundó en el año 14 a.C. Y para colmo pones a Escipión el africano
a conquistarla cuando llevaba 169 años muerto ¡Qué barbaridad!
-¡Pidió imaginación y
creatividad y yo se la di!
-¡No chilles a tu madre! ¡Me
oyes! Solo te está diciendo la verdad.
-Vale, perdón. Pero entendedme
he tratado de ser original.
-Pero hijo mío en la historia
hay que ser fiel a ella porque ya sabes cuál es la máxima.
-Sí –levantó la mirada y vio
la cara de su madre con un intento de sonrisa- un pueblo que no conoce su
historia está condenado a repetirla, Confucio.
-¡Ése es mi chico!
Los dos se acercaron para
abrazarlo y en su cabeza una idea no paraba de rebotar. Sentía como pasaba de
neurona a neurona mediante impulsos eléctricos. La sentía pasearse por toda su
frente después se dirigía hacia la región parietal, bajaba por la sien hasta
llegar a la nuca y después volvía a hacer el mismo camino. Dando rodeos en su
cerebro pero sin salir, o mejor dicho sin atreverse a salir. Acabó el largo
abrazo y algo en su bulbo raquídeo hizo presión hacia arriba y la idea se
dispuso a salir por su boca. La aguanto lo justo en la punta de la lengua para
adornarla y que sonase lo mejor posible. Al segundo abrió la boca y lo soltó.
-Papá, mamá, sé que habéis
hecho mucho por mí, que habéis hecho infinidad de sacrificios y que siempre,
repito, siempre queréis lo mejor para mí. Pero no os habéis parado a pensar que
lo mejor para mí no es lo que yo quiero. Y entre cumplir mi sueño o hacer lo
que vosotros queréis, lo siento pero lo tengo muy claro. Quiero ser físico. No
profesor de historia en vuestra universidad. Lo siento –repitió.
La hermosura que desprendía la
cara de su amada madre que para él rozaba la identificación más cercana a una
deidad pronto pasó a identificarla como un engendro demoníaco. Su padre por el
contrario seguía igual de feo pero eso sí, enarcaba una ceja y sabía
perfectamente lo que eso significaba. Volvió a enterrar la cabeza y a intentar
aguantar el chaparrón. Su padre, antes de que la madre se liara a improperios
que después confesaría al párroco de la capilla de la universidad, tomó las
riendas de la situación. Cogió al hijo del cuello de la camisa y con un simple
“No comes hasta que no recapacites. Vete a tu habitación.” dio por zanjada tan
humillante y vergonzosa situación.
1 comentarios:
Pues esto va avanzando. Espero que las etiquetas no sean un spoiler en sí, pero todo dependerá de cuándo empiece la parte de la física...
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