Era como si estuviera viviendo una pesadilla dentro de otra pesadilla, Carolina no podía creerse que tras seis meses luchando por lograr que la admitieran como investigadora en el Centro Militar Avanzado que estudia el virus que provoca el fenómeno zombi, la hubiesen destinado a investigar esa estupidez. Sus ojos ardían de rabia, había sido la número uno de su promoción, tenía las mejores referencias y la ponían a ver culos... ¡Era algo indignante!
Todo había comenzado hacía meses y nadie sabía la causa, la infección se expandió con tal rapidez y creando tal pánico entre la población que los militares se hicieron cargo de la situación en casi todos los países de Europa Occidental. Los primeros casos no estaba claro si surgieron en el norte de Italia o en el Sur de Francia, pero alrededor de los Alpes fue donde la humanidad comprendió que se enfrentaba a una lucha contra un enemigo mortal... O mejor dicho contra un enemigo que había vencido a la muerte.
Ahora, Carolina se encontraba con que su superior, un coronel veterinario con una barba blanca que parecía salido de una postal navideña, la ponía al frente de un reducido grupo de investigadores que estudian por qué los zombis de Madrid se rascan el culo mucho más a menudo con más virulencia que sus homólogos de París o Londres. Lo cierto es, que tienen las posaderas al rojo vivo, como dice uno de sus asistentes, parecen mandriles por lo intenso y lo deformado que lo tienen.
Se sorprendió al ver que sus compañeros se tomaban la cosa mucho más en serio que ella, su primera idea era que habían pillado a esos zombis en el barrio de Chueca; pero ellos no rieron la gracia. Durante meses se había investigado sin encontrar nada, ese comportamiento diferenciado podía indicar una nueva cepa de la infección, si ésta fuese menos virulenta, tal vez se pudiese emplear para crear vacunas que ayudasen contra la cepa principal.
Los análisis del laboratorio revelaron la verdad, ahora tenía que comunicarla mediante un informe a su superior: Ni cepa diferenciada, ni zombis que “entienden”, ni nada extraño. Una gran infección interna de tenias (lombrices) dentro de sus intestinos es lo que produce que se rasquen con tanta violencia. Habrá que curarlos para poder seguir investigando con especímenes sanos...
Todo había comenzado hacía meses y nadie sabía la causa, la infección se expandió con tal rapidez y creando tal pánico entre la población que los militares se hicieron cargo de la situación en casi todos los países de Europa Occidental. Los primeros casos no estaba claro si surgieron en el norte de Italia o en el Sur de Francia, pero alrededor de los Alpes fue donde la humanidad comprendió que se enfrentaba a una lucha contra un enemigo mortal... O mejor dicho contra un enemigo que había vencido a la muerte.
Ahora, Carolina se encontraba con que su superior, un coronel veterinario con una barba blanca que parecía salido de una postal navideña, la ponía al frente de un reducido grupo de investigadores que estudian por qué los zombis de Madrid se rascan el culo mucho más a menudo con más virulencia que sus homólogos de París o Londres. Lo cierto es, que tienen las posaderas al rojo vivo, como dice uno de sus asistentes, parecen mandriles por lo intenso y lo deformado que lo tienen.
Se sorprendió al ver que sus compañeros se tomaban la cosa mucho más en serio que ella, su primera idea era que habían pillado a esos zombis en el barrio de Chueca; pero ellos no rieron la gracia. Durante meses se había investigado sin encontrar nada, ese comportamiento diferenciado podía indicar una nueva cepa de la infección, si ésta fuese menos virulenta, tal vez se pudiese emplear para crear vacunas que ayudasen contra la cepa principal.
Los análisis del laboratorio revelaron la verdad, ahora tenía que comunicarla mediante un informe a su superior: Ni cepa diferenciada, ni zombis que “entienden”, ni nada extraño. Una gran infección interna de tenias (lombrices) dentro de sus intestinos es lo que produce que se rasquen con tanta violencia. Habrá que curarlos para poder seguir investigando con especímenes sanos...
En breve podréis leer la antología Para mí tu carne de la mano de 23escalones
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