Todo parecía volver a una rutina desgastada. El frío acechaba detrás de la puerta, ansioso por enmudecer mis primeros suspiros. El viento se colaba entre el algodón de una camisa deshilachada. Mientras caminaba lamentando cada paso que daba, el sol hacía su particular y aburrida puesta en escena. Intentaba eludir que el invierno me robase mi sonrisa más sincera. La oscuridad, fiel amiga del miedo, ocupaba ansiosa la ciudad de las estrellas. Todo y cuanto podía observar desde mi celda se escapa a mi alcance. Mi libertad la definían cuatro paredes, que formaban una estrecha amistad con barrotes desgastados. No existía día en que no me lamentara de aquel error.
Una equivocación que rompió mi verdadera rutina: mi esposa y mis dos hijas.
Autor: Rafael Ayerbe Algaba (Ciudadano 88)
4 comentarios:
Ese Rafa ;)
Bueno pues este lo leí en tu blog, y de los que más me molaron de los que te llevo leido, y como creo que te comenté parece que estás contado la vida de un colega, (casi da miedo el parecido con la historia).
Un abrazo, y más escribir y menos carnavales que esto es cosa seria, jejejejeej
Jaja...ya estoy volviendo a la rutina...pronto empezaré con nuevos escritos :P
Ahora que saco un ratillo, aprovecho para pasarme por aqui.
Creo que no he tenido la oportunidad de leer muchos textos tuyos, pero este me ha gustado especialmente.
Describes el anhelo de una libertad arrebatada de una forma extraordinaria.
Un saludo;)
Oye, pues por momentos me recordó al Tibu tu texto, la verdad. Queda bien, con cierta fuerza y muy emotivo. Un placer leerte por aquí.
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