lunes, 8 de noviembre de 2010

1280 almas (Jim Thompson)

 
Título: 1280 almas
Título Original: Pop.1280
Autor: Jim Thompson
Año: 1964
Páginas: 235
Género: Negri
Editorial: Punto de lectura
Encuadernación: Rústica, tapa blanda, bolsillo


Jim Thompson (Anadarko, Oklahoma, 27 de septiembre de 1906 - Huntington Beach, California, 7 de abril de 1977) fue autor de "El asesino dentro de mí" y esta "1280 almas" y de guiones como "Atraco perfecto" o "Senderos de gloria".

1280 almas alude al número de habitantes de la pequeña población de Pottsville. Se acercan las elecciones y el je de policia Nick Corey duda de que vaya a salir reelegido. Cuando quiera darse cuenta la situación se le habrá ido de las manos.


De esta novela es más fácil hablar desde el corazón que desde la misma inteligencia. En ocasiones creo que mucho mejor, desde el estómago, pues es aquí donde se dirigen los golpes que Jim Thompson regala a sus lectores. Quien sea capaz de aventurarse en este Postville sin haber leído ninguna sinopsis que destripe su argumento se llevará una buena sorpresa.

La galería de personajes que arropan a Nick Corey, el jefe de policía protagonista y que cuenta la historia en primera persona, es de lo más variopinta, una auténtica fauna de la jungla americana: Ken Lacey, el sheriff de otra ciudad del estado y amigo de Corey, supuestamente más listo que éste y a quien visita en busca de consejo; Myra, la esposa de Corey, que tiene sonados diálogos con éste; Lennie, el hermano de Myra, y que para desgracia del protagonista vive en la casa con ellos; Rosa, la amante de Nick, una auténtica belleza; Amy, la antigua novia del Corey, que todavía mantiene la idea de rehacer su vida juntos, etc...

Es bien curioso todo el capítulo 12º en que Nick Corey nos cuenta la singular manera que tuvo Myra, su actual esposa, de echarle el lazo.

Para finalizar valgan dos fragmentos breves de la propia novela con los que ejemplificar el estilo de la propia obra, sarcástico, corrosivo.

Así en el capítulo 9º se puede leer esto: "Bueno, el caso es que cuando llegaba el momento de votar parecía que la gente se iba a quedar sin diversiones si votaba a mis oponentes. Lo único que podía hacerse sin correr el reisgo de ser arrestado era beber gaseosa y besar como mucho a la propia esposa. Y a nadie le gustaba demasiado la idea, esposas incluidas".

Y en el capítulo 12ª esto otro: "A veces creo que quizá ésta es la causa de que no progresemos tabto como otras partes de la nación. La giente pierde tantas horas de trabajo linchando a los demás y gasta tanto dinero en sogas, gasolina, emborracharse por anticipado y otros menesteres necesarios, que queda muy poco para fines prácticos".

Para los amantes del género negro, un clásico. A los demás es posible que se os atragante tanta mala leche. Advertidos quedáis.

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