Desde que nacieron en la aldea fueron inseparables, apenas dos meses de edad entre ambos. Las faldas de la colina donde se asentaba su poblado fue su primer campo de juegos; vecinos o primos ¿qué importa? todos son amigos en la pequeña comunidad, todos son familia más o menos lejana en esta región montañosa lejos del resto del mundo.
Juntos como dos troncos de palmera que se entrelazan al nacer y se alzan hacia el cielo, vidas paralelas en un universo minúsculo ¡así era su vida!, más unidos que los hermanos.
Cuando uno de los períodos monzónicos golpeó con violencia la pequeña aldea, ambos decidieron que lo mejor era marchar a la ciudad...
La lejana ciudad que les pareció tan enorme a ambos, apenas tenía cincuenta mil habitantes, era uno de tantos pueblos de pescadores de la costa a los que el turismo, el comercio y el contrabando permitían sobrevivir. Trabajaron como esclavos durante meses a cambio de palizas y amenazas, fueron violados y explotados sexualmente por las mafias, fueron de nuevo violados y golpeados por los policías cuando llegaron a la comisaría pidiendo amparo...
Apenas han pasado tres años, cuando con el alma rota y la juventud olvidada en un oscuro calabozo retornan a su aldea, sus vecinos y familiares los ven llegar arrastrando los pies, la mirada huidiza y baja, mendigando cariño y comprensión de quienes poco tienen y siempre comparten. ¡Pero hoy no! En los ojos de los aldeanos no hay piedad para ellos, en sus caras se refleja el miedo y la decisión.
Empujones y palos como la policía, colina abajo abandonan la aldea los hombres con sus armas. Cuando llegan al antiguo pozo se paran, los rostros de los dos amigos reflejan el horror. Uno de ellos se abraza a los pies de su primo.
- ¡Por nuestras familias, primo!, ¡eso no!
Autor: Javier Sosa Garduño
Correo electrónico: javisosa1966(arroba)yahoo.es
Juntos como dos troncos de palmera que se entrelazan al nacer y se alzan hacia el cielo, vidas paralelas en un universo minúsculo ¡así era su vida!, más unidos que los hermanos.
Cuando uno de los períodos monzónicos golpeó con violencia la pequeña aldea, ambos decidieron que lo mejor era marchar a la ciudad...
La lejana ciudad que les pareció tan enorme a ambos, apenas tenía cincuenta mil habitantes, era uno de tantos pueblos de pescadores de la costa a los que el turismo, el comercio y el contrabando permitían sobrevivir. Trabajaron como esclavos durante meses a cambio de palizas y amenazas, fueron violados y explotados sexualmente por las mafias, fueron de nuevo violados y golpeados por los policías cuando llegaron a la comisaría pidiendo amparo...
Apenas han pasado tres años, cuando con el alma rota y la juventud olvidada en un oscuro calabozo retornan a su aldea, sus vecinos y familiares los ven llegar arrastrando los pies, la mirada huidiza y baja, mendigando cariño y comprensión de quienes poco tienen y siempre comparten. ¡Pero hoy no! En los ojos de los aldeanos no hay piedad para ellos, en sus caras se refleja el miedo y la decisión.
Empujones y palos como la policía, colina abajo abandonan la aldea los hombres con sus armas. Cuando llegan al antiguo pozo se paran, los rostros de los dos amigos reflejan el horror. Uno de ellos se abraza a los pies de su primo.
- ¡Por nuestras familias, primo!, ¡eso no!
Autor: Javier Sosa Garduño
Correo electrónico: javisosa1966(arroba)yahoo.es
5 comentarios:
Bueno recuerdos me trae este texto, coleguilla. Uno de los que más me agradaron de los primeros que te leí. Coincido con Fran en que cuando te metes en el relato social ganas bastante
Un abrazo
Gracias angel, celebro que te gustara entonces y espero que cuando tu hermano te traiga las fotos de ambos buceando en la Maldivas con los tiburones martillos, pienses: "El que tenía que haber estado con los tibus era yo" ;)
ejejeje, que mamón.
A ver si saco tiempo y no vamos a bucear aunque sea por aquí cerca. Cada vez ando más liado.
Estas muy liado por que te metes en demasiadas cosas, aunque seas muy grandote el día no te dá mas horas a tí que a nosotros los chiquititos. ;)
Creo que una historia así necesita más desarrollo para estar completa, que se nos implique más con los personajes para que supere la enumeración de infortunios que a lo mejor no termina de tocar la fibra, al menos en mi caso...
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