De entre mis reflexiones más íntimas, hay una que me lleva a construir una teoría que no sé hasta qué punto es propia, reinterpretada de opiniones ajenas o de lecturas que ahora no consigo situar.
Este razonamiento nace en mi búsqueda de la verdad del ser humano. Hasta qué punto somos como creemos ser.
Mi teoría me conduce a pensar que un ser humano no mostrará su verdadera realidad hasta no encontrarse en una situación límite, desesperada, radical, imprevista, explosiva, desgarradora.
Nuestra verdadera naturaleza se esconde, tal vez, tras rutinas diarias que ejecutamos en gran parte sin pensar. Somos buenos hermanos, amigos, hijos, padres, compañeros de trabajo, en general. Amamos con pasión mientras la pasión dura.
A mí me gustaría saber cómo actuaría si tuviera que jugarme la vida por comer, si la muerte se me apareciese de frente, si cayera en la mayor de las ruinas, si ganase el premio nobel, si perdiera las piernas en un accidente, si perdiera de un día a otro a mi gran amor, si hubiese en Sevilla un terremoto, si me tocase mañana la lotería.
Hay resortes en nosotros que están inutilizados, y no sabemos si los tenemos engrasados. Los músculos los utilizamos hasta límites sensatos.
Creo que en esas circunstancias verdaderamente valoraríamos nuestra calidad humana.
Reflexiones, quizás, insensatas…
Este razonamiento nace en mi búsqueda de la verdad del ser humano. Hasta qué punto somos como creemos ser.
Mi teoría me conduce a pensar que un ser humano no mostrará su verdadera realidad hasta no encontrarse en una situación límite, desesperada, radical, imprevista, explosiva, desgarradora.
Nuestra verdadera naturaleza se esconde, tal vez, tras rutinas diarias que ejecutamos en gran parte sin pensar. Somos buenos hermanos, amigos, hijos, padres, compañeros de trabajo, en general. Amamos con pasión mientras la pasión dura.
A mí me gustaría saber cómo actuaría si tuviera que jugarme la vida por comer, si la muerte se me apareciese de frente, si cayera en la mayor de las ruinas, si ganase el premio nobel, si perdiera las piernas en un accidente, si perdiera de un día a otro a mi gran amor, si hubiese en Sevilla un terremoto, si me tocase mañana la lotería.
Hay resortes en nosotros que están inutilizados, y no sabemos si los tenemos engrasados. Los músculos los utilizamos hasta límites sensatos.
Creo que en esas circunstancias verdaderamente valoraríamos nuestra calidad humana.
Reflexiones, quizás, insensatas…
3 comentarios:
Para mi es una buena reflexión y para nada insensata. Uno de los puntos de lectura que hice va sobre los disfraces que usamos diariamente en la vida social, que por cierto me lo escribió Tibu, un beso para Tibu.
Pues Salva, Me ha gustado leer tus reflexiones pero muchas veces aunque intentamos buscar explicaciones racionales sobre el ser Humano resulta ser un caos.
Nos metemos tanto en nuestro papel que perdemos la noción de lo que fuimos, de lo que somos.
Haré puenting desde la giralda a ver que saco se mi mismo je, je, un saludo Salva y hasta pronto.
Gracias, Nogales!!!
Hasta ahora no había leído tu comentario...
Salva
Pues si, mas de una vez he pensado lo mismo que hubiese sido de mi si por ejemplo hubiese nacido en Somalia, es parecido a lo que tu dices, seguramente no veria este mundo como lo veo ahora ni como lo vere dentro de unos dias cuando me toque el euromillon jeje Un abrazo
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