Sarcasmo a parte,
Muero.
Mi cuerpo se agota
por ramales olvidados
de sueños arrancados
de mentes disolutas.
Mi espíritu sucumbe
ante el estallido inusitado y perverso,
de las pequeñas sanguijuelas
chupavidas
de esta sociedad.
El sol ya no arroja
suficiente luz
a los recuerdos de mi infamia.
Sólo los flexos,
de potentes bombillas
carcinógenas,
son capaces de alumbrar
este desierto del alma.
2 comentarios:
Bastante impactante pero como te pille flojo de ánimo...
Me gustó.
Muestra esa realidad que hay para algunos.
No apto para depresivos...
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