martes, 1 de diciembre de 2009

Marina y Raquel


Sus cuerpos estaban en el suelo. Marina y Raquel tenían sus ojos muy abiertos y brillantes, nos miraban fijamente como si estuvieran reclamando justicia. Sus bocas estaban muy abiertas, como si quisieran recordarnos que lucharon hasta el último segundo por respirar. A su alrededor brillaban numerosos trozos de vidrio que reflejaban los últimos rayos del sol que entraban por la ventana, parecían brillantes adornando la macabra escena. Los cadáveres estaban en el centro de una gran mancha de humedad y nadie podría haberse acercado a ellas sin dejar sus huellas en la moqueta… pero esas huellas no se veían por parte alguna.

Una observación más minuciosa reveló que ambas se habían retorcido en su agonía y que esta debió ser terrible. La ventana se encontraba abierta de par en par y daba a un patio exterior, por lo que su agresor podía haber penetrado en la habitación por allí escalando con la ayuda de alguno de los árboles. Otra posibilidad no descartada aún, era que el culpable fuera alguien de la casa, y casi instantáneamente las sospechas se centraron en David, puesto que todos conocíamos que desde su llegada se había sentido muy atraído por ambas.

El misterio nunca pudo ser revelado, David fue declarado inocente tras la investigación, puesto que no se habían profanado sus cuerpos y de haber sido culpable se habría ensañado con sus cadáveres.

¿Qué pasó con mi pecera?
¿Quién fue culpable de la muerte de mis mascotas si mi gato David no tuvo nada que ver?

3 comentarios:

Morti dijo...

Muerte natural tío. Ya te he solucionado el misterio jejejejeje. Bromas aparte está muy bien, la foto te hace saber un poco que al final no son dos mujeres sino otras dos cosas. Un abrazo.

Manuel Mije dijo...

¡Qué coño! Eso fue el gato, fijo. Lo que pasa es que alguien llegó cuando estaba a punto de darle el mordisco, mientras aún jugueteaba con ellos, y se quitó de en medio. Joder, yo tengo una pecera y con los dos que tengo me la tiran al suelo, seguro. Y uno, el gordo, no juguetea con ellos, se los come en cuanto los tiene a mano. Habría que haberle olido la boca a ese gato, señor juez.

Sharly dijo...

Morti, todos morimos de muerte natural. Como dijo una vez un medico en la TV: Cuando se te para el corazón lo más "natural" es que te mueras.
Canijo, a tí con los perros y los gatos solo te faltaba tener pececitos y cobrar entrada en la puerta. De todos modos no creo que pudiese olerle el aliento al gato. Fijo que el gato es de la parienta y los peces de él.

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