lunes, 14 de septiembre de 2009

Presentación en sociedad de Iliandra

¡Acercaos, hijos de La Casa de Bánum, para contemplar con orgullo el póstumo regalo que vuestra señora tuvo a bien dejarnos antes de que su luz se extinguiera! ¡Acercaos! Porque aún podréis encontrar regocijo, si vuestras conciencias os permiten ver más allá de este insufrible padecimiento, al descubrir el fruto de esperanza que su encomiable perseverancia nos legó.

¡Que se acerquen también quienes estén conmigo en comunión con el dolor, porque no es sólo dolor lo que en este día estoy dispuesto a compartir con vosotros! Sé que sabéis lo mucho que habrán de tardar las alegrías en desecar el amargo manantial de lágrimas que brotará de nosotros, al ser éstas alentadas por el recuerdo. Aunque para los que como yo la querían, la muerte no habrá de representar una barrera para amarla. Consolaos al pensar que no se ha ido sin más, ya que antes de su marcha se acordó, en su infinita bondad, de cada uno de los que habitan sus tierras, dejando tras de sí una simiente llamada a repoblar a su paso la alegría que se hubieran marchitado en cada rostro.

¡Pero acercaos, os digo! No permitáis que mi posición coarte vuestros deseos. En momentos como éstos no hay señores ni vasallos. Sólo los hijos de un mismo padre que habrán de permanecer unidos hasta el final de los tiempos, compartiendo, con la misma abnegación, sufrimiento y gozo. ¿O es que acaso no veis cómo mis brazos, ahora portadores de felicidad, vienen acunando un antídoto capaz de erradicar esta unánime aflicción?

Para obtener consuelo bastará con que poséis vuestros ojos sobre este pequeño milagro que extrajeron de su vientre. Su mera visión consigue arrancar la herrumbre que, en corazón y alma, dejaran las penas.


Autor: Ángel Vela (palabras)


Correo electronico: lanaiel(arroba)hotmail.com

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