‘Vivir es estar siempre preparado para que se te caiga el mundo encima’.
Esa frase la acabo de sacar de ‘Las golondrinas de Kabul’, una aconsejable novela, dura, de Yasmina Khadra.
De primeras, la frase impresiona.
Agresiva, retadora… la reflexión representa, bien analizada, un canto a la vida.
No es cuestión de pasar por este mundo dramatizando, ni que todas nuestras conversaciones sean profundas o deban escribirse con mayúsculas. La clave es, simplemente, saber de nuestra fragilidad como la mayor de las fortalezas para encarar el día a día. No desperdiciar nunca la oportunidad de mostrar que queremos a los nuestros, porque no sabemos nada de lo que vaya a pasar cinco minutos más tarde. No hablo de que a nadie se le tenga que caer un piano encima paseando por la calle. Hablo de vivir sin pensar en segundas oportunidades que tal vez no vengan, o no vengan iguales, o no igual de limpias. Hay que vivir sin pensar en segundas oportunidades.
La sonrisa hay que regalarla, siempre. Las gracias hay que darlas, a toda costa. No regateemos un saludo, una caricia. Preguntemos a un compañero de trabajo si lo vemos tristón, paseémonos la playa si nos apetece, invitemos a una cerveza sin pensar en la cuenta corriente. Nunca pensemos en otro día para poner la cara al viento.
Como dicen los chinos… ‘lo que no se da, se pierde’.
2 comentarios:
interesante reflexión. empezaré a dar para no perder. Un abrazo
Tus reflexiones siempre puentean el cerebro y llegan directas al corazón. Felicidades Salva, sigue viviendo como piensas y tus amigos se multiplicaran. Te envío una sonrisa y un abrazo ;)
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