Fuera, al otro lado del ventanal que ilumina la habitación del hotel, es 1967. Dentro, la sola presencia de Ray Bradbury convoca la Era Paleozoica y el tiempo de conquistar Marte. Su mirada es vieja como fósil de brontosauro. Y sus palabras, nuevas como un amanecer en el Planeta Rojo.
Después del saludo inicial, el periodista inicia la entrevista de forma inusual.
-El año pasado se estrenó Fahrenheit 451. ¿Ha podido verla?
-Julie Christie, qué mujer. Me enamoré perdidamente de Lara y de ese palacio entre la nieve- dice arrastrando su mirada más allá del ventanal, como si de alguna manera pudiese alcanzar un lejano río donde dar de beber al brontosauro.
-No en vano dicen que usted es el último romántico.
-Tonterías- le habría gustado decir “paparruchas” recordando a Scrooge.
Incómodo, el periodista cambia de tema.
-¿Qué opinión le merece la carrera espacial entre los Estados Unidos y la URSS?
-Un gasto excesivo de dinero. Y de vidas, Grissom, White y Chaffee en el Apollo 1, y Komarov en la Soyuz 1.
De repente la voz de Bradbury se eleva como un cohete con destino a Marte.
-Hablemos de la poesía encerrada en una canción como de The End. De la valentía de Martin Luther King al denunciar el genocidio de Vietnam. De Glenn Gould echado sobre el piano, sus manos diciendo a Prokofiev. O de la muerte del Che Guevara.
El periodista traga saliva sin saber cómo continuar la entrevista.
5 comentarios:
Pocas cosas conozco de Ray, pero imagino que podría ser una entrevista con esa jugada al desconcierto, pregunto ¿contemplaremos el fin de la eternidad? habrá que preguntar al periodista su conclusión.
Muy descriptivo. Un saludo.
Genial, solo los maestros pueden realizar esas astutas jugadas.
Saludos!
Gracias a ambos por los comentarios. Seguramente este sea el germen de un relato aún mayor. Tiempo al tiempo. Ya lo escribiré, aunque sólo sea por darme ese placer.
Saludos a los sevillaescribientes.
Jaja, qué arte tiene tu Ray Bradbury "imaginado". Seguro que el real habría dicho algo parecido, como el buen genio que es.
Yo he leído recientemente "Crónicas Marcianas", y sólo puedo decir una cosa: Son fantásticas. Esa nostalgia marciana, ese sentimiento de culpa... Es un libro único, lo recomiendo a todos los lectores de este blog y al propio autor, claro :D
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