miércoles, 2 de julio de 2008

Ante el espejo


Ante el espejo, El Ser Perfecto Nº. 33.72.1 -apodado Lucía-, contempla su inmaculado cuerpo desnudo.

El hastío escapa de sus pulmones en forma de un largo suspiro. La decisión es irreversible.

Ha cruzado el imaginario muro de hormigón que separa lo que es legal de lo que no. Acude al desorden de la ropa sobre la cama, coge su bolso, busca en él con manos nerviosas. Extrae la ampolla autoinyectable. Le tiembla el pulso. Antes de poder arrepentirse, se obliga a clavársela en el brazo. El corazón a punto de escapar de su busto esculpido por la genética.

Ya está hecho. La dosis haría su efecto pronto. Eran nanoides de origen africano, programados en algún laboratorio clandestino de Ciudad Nadie para actuar como radicales libres.

Ante el espejo, El Ser Perfecto Nº 33.72.1 -apodado Lucía- vuelve a verse pasados unos minutos. Los ojos amenazaban lágrimas de emoción. La piel comienza a verse surcada de leves arrugas, líneas de expresión, ideogramas olvidados del alfabeto del Tiempo. Sonríe. Lo ha conseguido. Por fin es diferente.

A partir de ese momento, todos caerían rendidos ante el exotismo imperfecto de su belleza de otra época.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho. En pocas lineas transmite algo que podría llegar a ser una realidad en un futuro quizás no tan lejano, y que dice mucho de la imperiosa necesidad que sentimos los seres humanos de diferenciarnos los unos de los otros, de ser especiales, en definitiva de considerarnos mejores que los demás.
Muy conseguido.

francoix dijo...

Estoy con Sergio, en unas breves líneas, has sido capaz de no dejar indiferente a ningún lector.
pienso que puede ser considerada una fábula sobre el culto al cuerpo que existe en la sociedad.
Muy buen relato.

Memoria Africana dijo...

Ciertamente,con tu relato, mi mente se dispara hacia un futuro posible, habitado por perfectos androides en busca de la humanidad que han perdido. Dices mucho más pero esto es un pequeño comentario.
Muy bueno

Ángel Vela dijo...

Poco me dejan que añadir :-)

Una chulería de texto, la verdad.

Tienes muchisima mano con los textos cortos; espero poder leer algún texto largo del que estoy seguro que disfrutaré de lo lindo.
(empiezo a tentarte con tiempo, para que no digas).

Un abrazo grande, nos leemos ;-)


PD: un saludo, Sergio, un placer verte por aquí :-)

Vito Márquez dijo...

Muchas gracias a todos por tan buenas críticas.

En cuanto a la proposición que me lanza Palabras para escribir algo más largo ... Ideas no me faltan -"estupendas" todas en una moeskin, entre números de teléfono y listas de la compra-, pero a la hora de la verdad, en cuanto me enfrento al papel... Uf, qué agobio! He sintetizado más o menos lo que me suele pasar en un nuevo post en mi blog: Bocetos... Eso sí, un post también muy cortito. Lo siento por ahora, Palabras. Habrá que esperar.

Ángel Vela dijo...

Bueno pues espero, ya sabes que soy muy paciente :-)

Aunque bueno, tambien consigo lo que quiero, así que creo que mientras menos te resistas mejor, porque el final es que lo escribes, aunque me tenga que ir a tu casa y echarle horas hasta que rompas las barrera del papel en blanco, (creo que no hace falta que te diga que puedes contar conmigo para lo que sea) ;-)


Un abrazo grande, nos leemos.

Manuel Mije dijo...

Joder, muy bueno. Conciso, muy bien acabado, y con profundidad. Coincido con palabras en que te mueves estupendamente en las distancias cortas. Enhorabuena.

Esther dijo...

Hola, Vito

La perfección no es belleza. No puede serlo… aunque insistamos en hablar de “belleza perfecta”.

Buen micro, y buen final. Muy buen final: si la vanidad llevó a instalar la belleza artificial de la perfección genética, es también la vanidad lo que lleva a este ser perfecto (Lucía) a dejar de ser perfecto.


Un gusto haberte leído, Vito


Un abrazo,
Esther

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