martes, 21 de julio de 2009

El ojo de dioses


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Cuando un acólito alcanza el grado de espiritualidad necesario para convertirse en paradigma de virtud, cambia no sólo el concepto que se ha de tener de él, sino que se amplían sus obligaciones para con La Orden. Se tornan instrumentos afinados por los años, que adquirieron mayor fiabilidad y precisión. Es por ello que además de estar llamados a establecer La Palabra, (una Palabra que era predicada o impuesta, dependiendo de lo propicias que las circunstancias se mostrasen para una u otra labor) han de consagrarse a ejercer de mediadores, ministros de causas y encargados de designar aquello que habría de ser conveniente que los dioses observaran con especial atención a través de ellos.

A estos ortodoxos sacerdotes se los marcaba en la palma con un llameante sol negro preñado de ojos, representando cada uno de ellos una deidad, y difiriendo en tamaño a razón de su importancia. El símbolo que los acogía estaba engarzado entre ramas sin hojas que se extendían por sus dedos, nacidas de un fornido tronco que bajaba por su muñeca hasta un antebrazo donde surgían gruesas y nudosas raíces que desde el exterior horadaban la tierra. Pese a tratarse de un distintivo inusual, podrían encontrarse en la enguatada palma de varios mandatarios y altos cargos eclesiásticos, siendo éste un signo que había de representar la más estrecha comunión con los dioses. El hecho de que un ojo de dioses fuera impuesto tras haberse llevado a cabo el ritual de llamada, indicaba que el infractor era contemplado con especial interés por alguna de las deidades conjuradas a través de aquel estigma de Fe.



Autor: Ángel Vela (palabras)
Correo electronico: lanaiel(arroba)hotmail.com

2 comentarios:

weiss dijo...

Un sugerente pasaje de ambientación, Ángel. ¿Ves? A mí estas cosas me gustan. Si cambiases el repetitivo retruécano de "tu novela" por el desarrollo descriptivo -vale, sin caer en la obsesión ultraminuciosa de tanto latinoamericano ni en la enumerorragia desbordada de muchos autores de fantasía épica-, ganaría en gancho y fluidez el espíritu de la narración.

Ángel Vela dijo...

Bueno depsues de todos los consejor y tras el tiempo de reflexión habrá que ponerse serio con ella. En cuanto termine con todos los compromisos pendientes habrá que ver que se puede hacer.

Un abrazo

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