viernes, 5 de septiembre de 2008

Retrato que Ólonam presentó de Áldebar



Muchos son los llamados a formar parte de este compendio de indignos; y pese a estar muy lejos de ser el peor de cuantos en él se exponen, os diré que es el que más grima hubo de darme. El más banal, y el menos honroso. Un erial de principios, entregado por entero a mostrarse como una antología de mediocridades impropias de todo regente.

¡Poned atención!

¡Leed cuanto aquí esta escrito!

Porque esta es mi oda para, Áldebar “Príncipe Mercader”, actual Señor de La Casa de Bánum.

Quieran los dioses que disponga al menos de un momento para desatender su comercio o acuñar moneda, y se digne posar su mirada en este humilde homenaje. Una singular oda que con convencimiento creo merece.

¡Salve!

A ti que, comerciando con la honra de tu linaje, has tornado en circo un feudo para llenar aún más tan abultada bolsa; a ti, príncipe de mercaderes y esclavo de tu propia codicia, que muestras sin pudor la violencia de tu devoción, pese a no conocer más dios que el dinero.

¡Salve!

A ti que, lejos de toda vergüenza, expones un cuerpo templo de excesos; a ti que proclamas, con apenas una imagen, la falta de mesura y comedimiento, la escasez de voluntad y la total entrega a una opulencia con la que escupes sin miramientos en la cara de los menesterosos.

Llegado a este punto he hecho un alto, para descubrir, tras leer cuanto yo mismo hube escrito, que pese a no haber dicho poco, no dije cuanto debiere. A los dioses doy gracias de estar aún a tiempo de continuar hasta encontrarme más próximo a haceros justicia, y que el recuerdo dejado albergue cierta fidelidad.

Entre el resto de “virtudes” que cabría destacar, por empezar por alguna, está su voz; herramienta bien calibrada de la que, aún a día de hoy, se sabe valer; y con la que ofrece los matices necesarios para conseguir en cada ocasión cuanto hubiera de proponerse.

Tal vez en otras circunstancias hubiera llegado a ser un mandatario muy válido. Pero tener que hacerse cargo de la regencia tan pronto empobreció su espíritu, condicionando a un tiempo el acrecentamiento de su soberbia y la cotidianidad de su despotismo.

Es por eso que, de entre toda la gama de aquel amplio registro, fue la más áspera y desabrida vertiente la que se impuso; aunque eso es algo que ahora poco importa. Dejando atrás las posibles causas, bastará con saber que el suyo ha sido siempre un lenguaje soez e ingrato para cuantos le sirven; hombres y mujeres a los que rara vez se dirige si no es para imponerles labor o injuriarlos a cuenta de ella, sin importarle, o no, el encontrarse en presencia de propios y ajenos.

Carente del menor recato acostumbra a aplicar sobre sus subordinados el acuoso verdor de unos escrutadores ojos que entorna levemente para mirar con fijeza, como si de esta forma pudiera intensificar el inquisidor influjo que sobre los demás ejerce.

En este caso concreto, la peculiaridad que lo ha hecho diferir del resto de los que imponen el absolutismo, es que en poco varía el trato dispensado a esclavos del que ofrece a consejeros o regentes, puesto que por igual los increpa. Sin concesiones se dirige a ambos, y, elevando el tono más allá de lo permitido por el decoro, vomita sobre ellos cuanta acritud hubiera de contener. Y al tiempo que deja de manifiesto la carencia de respeto a cuantos le sirven, se entrega a hacer reiterado hincapié de su supremacía.

Pese a saber cuanto debía decir, y aquello que la gente quería o no escuchar, nunca fue buen conversador, puesto que, a tenor de su naturaleza, despreciaba también a sus iguales. Creo firmemente que en su caso nunca ha sido cuestión de jerarquías, sino el impulso de una condición cruel, a medio camino entre la insensibilidad y la necesidad de zaherir a cuantos se encontraran a su alcance la razón de que utiliza este ingrato sistema para conseguir, al precio del dolor ajeno, liberarse de mucho de lo malo que se ha ido albergando en su interior.

Cuantos hubieron de conocerlo y se han prestado a hablar de ello, coinciden en que siempre ha sido reacio a mostrar sus sentimientos, incluso más allá de lo meramente prohibitivo. Incluso cuando estos eran requeridos o necesarios. Se desconoce el motivo, pero hay quien afirma que el último reducto de humanidad expiró al enviudar, y que el pétreo corazón que mora en su pecho en ocasiones resurge y vuelve a latir cuando se halla frente al fruto de aquella unión.

Tal vez por esta o alguna otra cuestión, el rico más pobre de esta isla ha permanecido y permanece ajeno al mundo, siempre huraño y esquivo. Atribulado para sus adentros. Enfrascado en mil y una empresas gobernadas con mano de hierro; con mano de hierro pero solo, hasta el punto de que el consejo y el resto de nobles, preparados y dispuestos para acatar sus órdenes, se limitan a desempeñar tareas menores. Nada salvo lo más superfluo les es encomendado.

Desconfía, por sistema, de cuantos le rodean. Solo unos pocos, los para él más notables, gozan de una confianza que no ha de estar exenta de reservas. Y en lo que a respeto se refiere, únicamente lo siente sin concederlo por aquellos que en cierto modo comparten sus mismos dones. Y sabedor de lo que podía acarrear la cercanía de tales espíritus, tiene a bien mantenerlos lo más alejado posible.

En definitiva, y para concluir, decir que es este un hombre despierto. Un diplomático que sabe, como pocos, hacer buen uso de su mano izquierda. Un cortesano que, dados los tiempos que corren, ha caído en la cuenta de que la discreción está llamada a ser un poderoso aliado, un preciado salvoconducto al que aferrase mientras discretamente crecen sus recursos sin despertar sospechas o incomodidades.

He aquí mi retrato de un gigante que crece sin detenerse, ajeno a nuestro conocimiento, y junto a él la advertencia que muchos conocen pero todos ignoran:

“Llegará el día que salga a la luz cuanto se incuba en silencio. Y ese día, vasallos, señores y la misma Orden, conocerán el temor".


N. autor:Extraído de “Algunas verdades palpables que nadie se atrevió a decir”, del capítulo titulado, “Engendros de luz”, en el que acomete abiertamente contra algunas de las más célebres figuras del panorama político.



Autor: Ángel Vela (palabras)

Correo: lanaiel(arroba)hotmail.com

10 comentarios:

Vito Márquez dijo...

Hola palabras!

Deberías de explicar de dónde viene el texto: que es parte de tu novela blog "Tortuoso senderos de fe" y algo de los personajes a los que se refiere, amen de poner links a las partes específicas de tu blog.

Muy bien escogido el texto

Un abrazo grande!!

Ángel Vela dijo...

Deberías de explicar de dónde viene el texto: que es parte de tu novela blog "Tortuoso senderos de fe" y algo de los personajes a los que se refiere, amen de poner links a las partes específicas de tu blog.

Saludos Vito, pensaba hacerlo cuando se colgara, pero me cogió de sopetón jajaajj.

Bueno como dice el compañero, este fragmento pertenece a mi novela, que podreís encontrarla por entregas en la direccíon bajo el texto.

En lo que ha este texto se refiere, es una critica a uno de los mandatarios del mundo, un personaje de bastante peso dentro de la obra. Deciros tambien que es de tinte medieval, muy a lo novela de caballeria, un tanto particular.

Creo que mejor leerla, no soy uy bueno para poner etiquetas, jajajaja

Desde aquí os invito a pasar, y implicaros en ella con comentarios al respecto que me sirva de guia o de confirmación ;)



Muy bien escogido el texto

Un abrazo grande!!

gracias, quiero pensar que resulta bastante representativo.

Venga nos leemos, otro abrazo

francoix dijo...

ANgel!!!!
Qué me lo he leido entero y del tirón y me ha gustado!!!!

jejejeje
Espero que esto que he dicho sirva de algo!!!

weiss dijo...

No recuerdo al detalle si este fragmento, leído ya en la primera parte de tu obra, estaba mejor o peor repasado, limpio de esos vicios que tan honda congoja provocan en este humilde servidor, a saber: extensísimas frases, oraciones sin verbo, con tan sólo un gerundio, que te dejan diciendo "¿pero cuál es la acción exactamente?", circunloquios respecto a "cosas" que el lector desconoce y desconciertan sobremanera... Lo cierto es, en cualquier caso, que el fragmento aquí presentado resulta ameno, sólido y conciso en su barroquismo, y pulcro en la factura. Una buena pieza de tu generosa cosecha, Palabras. Ahora falta que engarces éste y otros muchos buenos pasajes en torno a una auténtica trama. A nuestro ritmo, a nuestra manera, sabes que estamos aquí para ayudarte en tan singular aventura :D

Ángel Vela dijo...

ANgel!!!!
Qué me lo he leido entero y del tirón y me ha gustado!!!!

Me alegra saberlo :)

jejejeje
Espero que esto que he dicho sirva de algo!!!

claro que me sirve, ahora sé que si quiero que leas algo mio tengo que colgarlo aquí, jajajaja-

Un abrazo, nos leemos ;)

Ángel Vela dijo...

No recuerdo al detalle si este fragmento, leído ya en la primera parte de tu obra, estaba mejor o peor repasado, limpio de esos vicios que tan honda congoja provocan en este humilde servidor, a saber: extensísimas frases, oraciones sin verbo, con tan sólo un gerundio, que te dejan diciendo "¿pero cuál es la acción exactamente?", circunloquios respecto a "cosas" que el lector desconoce y desconciertan sobremanera...

Eso, que quede constancia de todos mis anteriores fallos publicamente. ¿se puede ser más mamón jajajaja ;)

Lo cierto es, en cualquier caso, que el fragmento aquí presentado resulta ameno, sólido y conciso en su barroquismo, y pulcro en la factura. Una buena pieza de tu generosa cosecha, Palabras. Ahora falta que engarces éste y otros muchos buenos pasajes en torno a una auténtica trama.

eso ya es más jodido, jajaja, a ver como acaba, lo que si está claro es que no será una novela al uso, supongo que encajaran las piezas, aunque tarde. Mira el lado bueno, al menos no me paso más de 100 paginas describiendo hobbys, podía ser peor, jajajaaj

A nuestro ritmo, a nuestra manera, sabes que estamos aquí para ayudarte en tan singular aventura :D

no sé que decir...bueno si lo sé, pero mejor no lo digo, jjajaja;)(si al menos no hubieras pluralizado :) Un abrazo, nos leemos

PD: no me olvido de ese comentario de tus capitulos ;)

Manuel Mije dijo...

Bueno, yo ya te he hablado bastantes veces sobre este fragmento o aspectos relacionados. De los muchos fragmentos al margen de la novela es el que mejor veo como apéndice, trabajado y con bastante chicha tras las palabras. Aunque claro, este retrato necesita de otros para completar ese "Engendros de luz" análogo al apéndice de personajes de Dune.

Ángel Vela dijo...

¡¡¡¡Ese Canijo!!!!!!

Perdón por la tardanza, como sabes ando liado y estuve fuera.

Pues sí que este ya lo leiste. Quiero pensar que mejoró un poco, como tantos otros, a poquito a poco. A ver si al final termina pareciendo un libro, jajaja.

En cuanto a retratos hay tres más que salen bastante más adelante, y alguno más que habrá que añadir o no, porque cada vez estoy menos por la labor de alargar, ya se ira viendo ;)

Venga nos leemos.

Un abrazo ;)

Manuel Mije dijo...

Si, sí, ya sé que tú y el otro golfo estuvísteis fuera, precisamente en la Indalcón a la que yo no pude asistir... Perra vida...

Ángel Vela dijo...

No creas que no me acordé de ti unas cuantas veces. Y al Ernesto le pasó igual. De los otros no nos acordamos o algo menos, será por que hubo más juerga que otra cosa, ya te contaremos ;)

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