sábado, 28 de noviembre de 2009

Amor de madre

En un pueblo una madre vivía con su hijo, éste tenía veinte años cuando estalló la guerra. Debido a sus ideales de izquierda se lo querían llevar. La madre construyó una habitación entre los muros de la casa que eran muy gruesos. Lo hizo sin que nadie se diera cuenta y delante puso un mueble para que no se viera la puerta de la nueva habitación. La mujer era modista, por el día lo tenía escondido y por la noche salía mientras ella hacía ruido cosiendo a máquina. La gente preguntaba por él y ella decía que se había ido al extranjero a trabajar. Pasaron los meses y una mañana fue una vecina a probarse un vestido, llamó insistentemente a la puerta y nadie le abría. Llamó a la vecina de al lado por si sabía algo y no sabía nada de su ausencia, así que llamaron a los bomberos que tiraron la puerta. La encontraron muerta con los ojos desencajados mirando hacia el mueble, la enterraron y cerraron la casa hasta que viniera un familiar y se llevara las cosas de valor. Un día una chica iba para el trabajo y pasó por la puerta de la casa cuando escuchó la máquina de coser, salió corriendo y se lo dijo a su madre que la mandó callar instándole a que lo olvidara. Otro día dos albañiles que estaban trabajando cerca de la casa soltaron las herramientas y salieron corriendo porque la máquina no dejaba de sonar. Medio pueblo había escuchado funcionar la máquina y se lo dijeron al alcalde. El pueblo guiado por el alcalde se movilizó para descubrir el misterio y entraron en la casa. Cuando iban subiendo las escaleras se escuchaba la máquina y cuánto más cerca estaban de la habitación más fuerte se escuchaba. Entraron y vieron la máquina en medio parada, miraron por todas partes y no vieron nada, el alcalde dio la orden de volverse y cuando iban a salir la máquina se puso a andar otra vez. Se quedaron con la boca abierta y algunos salieron corriendo. Los que se quedaron empezaron a mover todos los muebles que quedaban en la casa. Cada vez que se acercaban al mueble, más rápido sonaba la máquina. Retiraron el dichoso mueble y vieron una puerta, se quedaron asombrados, cuando intentaron abrirla no podían y con mucho esfuerzo lograron tirarla abajo. Vieron al hijo muerto con las uñas ensangrentadas por querer salir. Cuando lo sacaron de la habitación la máquina dejó de sonar.



Cómo liar a un amigo y que luego te lo agradezca

Eso es lo que hice con Salva este jueves pasado secuestrándolo en la biblioteca de mi pueblo, La Palma, para someterle al tercer grado ante una veintena de críticos lectores.

Pero comentemos antes los antecedentes de la encerrona.

Todo comenzó hace ya unos meses en un encuentro con Eugenio, el encargado de la biblioteca y, además, del club de lectura de La Palma del Condado. Le hablé de un libro escrito por un amigo de Sevilla al cual no le importaría venir a hablar de su libro con los lectores del club. A Eugenio le pareció perfecto y una semana más tarde le entregué una copia de “Andrea no esta loca” de Salvador Navarro. Después de aquello me olvidé por completo hasta hace dos semanas que recibí una llamada suya comentando que habían leído el libro y si podía ir el autor a visitarlos.

Llamé a Salva y sin poner un pero y ofreciéndose por completo, el jueves pasado a las ocho en punto estaba en La Palma pese a tener otros compromisos esa misma noche en Sevilla. Así es Salva. Cumple.

Y como exposición pelotera buscando el perdón por el lío en el que le metí, pues ya está bien. Así que pasemos a reseñar tan interesante velada en una pequeña biblioteca de pueblo entre estantes repletos de libros y unas cuantas mesas que no eran capaces de abarcar a tantos lectores inquisidores, ávidos de conocer y desentrañar las inquietudes que se plantea una persona a la hora de escribir.

Se extrañaban que un ingeniero escribiera, pero Salva se justificó en lo empollón que fue en su adolescencia. Aunque en el momento que mostró su “esquemita” de la trama, quedó claro que pese a haber sido un empollón era, ante todo, un ingeniero; yo, que lo he visto más detenidamente, sigo sin entenderlo. Con eso se rompió la timidez y se preguntó a degüello sobre la novela, sus personajes y Nueva York.

Analizaron a Fran, el protagonista. Su personalidad y sus inquietudes. Los lectores dieron su opinión y Salva la completó con las sutiles pinceladas que solo puede dar quién lo ha hecho nacer y crecer, e incluso fue preguntado por la existencia de algún Fran en la vida real en el que se hubiera podido basar.

Luego llegó Andrea, con sus reservas, sus revelaciones y sus invitaciones a visitarlas enviadas a parte de su familia (no quiero destripar la novela a quién no la haya leído).

También hubo risas, normal cuando se está entre amigos, al hablar de la madre de Andrea, de sus pelos en la barbilla y lo fea que era; algo que motivó la controversia entre el autor y parte del aforo por culpa de un párrafo mal entendido o mal redactado (no me pongo de parte de nadie para no pringarme), pero sin que corriera la sangre.

Y se habló de Nueva York. De la ciudad reflejada en el libro y de la que alguien allí presente había conocido. De lo distinta que era para cada uno. De las distintas caras y matices que tiene. De cómo atrapó al autor seduciéndole tanto como para hacerla parte importante de la trama. De retratarla de forma tan seductora que alguien se apuntó la novela como guía de viaje para una futura visita.

Fue una hora intensa y amena. Una hora que para los allí presente duro solo cinco minutos escuchando a un Salvador que sabe hablar y captar al auditorio transmitiendo su seguridad al hablar y su saber literario. Un acto que finalizó con un detalle por parte de la biblioteca que cogió por sorpresa al autor y con un montón de libros firmados por Salva sin prisas pese a tenerlas.

Y encima va y te agradece que lo invites…

Aprender con esfuerzo

¿Volando a la escuela? Cuando era niño, nunca quería ir a clase, la idea de que a un niño le guste ir me sigue resultando extraña. Por eso cuando vi este vídeo me quedé sorprendido. Desde luego ir a clase así, es cuando menos excitante… ¿Qué os parece a vosotros?





La antigua frase de la "La letra con sangre entra" nunca estuvo tan acertada.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Oniritrón

Ya todos los obreros estaban cerca de sus puestos, inmóviles, siguiendo mentalmente la cuenta reversa que dictaban los altavoces situados estratégicamente en diversos puntos de la planta:


… tres… dos… uno… Entrando en fase REM.


Y todo se puso en marcha. El silencio, perseguido por los pasos de los obreros, atrapado entre el crujido de los engranajes, se diluyó en la efervescencia de aquella actividad. En uno de los extremos de la oblonga nave un gran portón se abrió justo sobre la cinta transportadora central, y encima de ésta comenzaron a caer fragmentos de recuerdos, residuos de subconsciente, cadenas de ideas desestimadas. Las rápidas y precisas manos de los desechadores corrían gráciles sobre el caótico cardumen mental, apartando el material inútil y arrojándolo en cubas para desperdicios.


Un poco más allá, los selectores aguardaban a pie de aquella lengua de caucho la llegada del material que necesitaban. En su plan de sesión tenían apuntadas tres pesadillas, un sueño pesado, otro ligero, y una posible polución nocturna final. Por suerte para ellos, una vez apartadas unas cuantas sensaciones indefinidas y algunos momentos hilarantes, la noche de parranda les traía un buen cargamento de malestar físico, media docena de escenas oscuras y borrosas, un par de momentos de inquietud, y unas cuantas reflexiones desesperadas.


Los siguientes en entrar en acción fueron los trazadores, los verdaderos y únicos artistas de aquel lugar. Uno de ellos cogió una de las escenas que habían puesto a su disposición, una discusión acalorada entre varias personas de borrosos rasgos sobre un fondo de local oscuro y saturado de humo. Lentamente fue espolvoreándola con la deshidratación en curso que experimentada el sujeto, hasta que el paisaje quedó convertido en una extensión desolada, barrida por vientos cargados de polvo. Unas pinceladas de vértigo y fatiga transformaron las figuras de los litigantes en inciertas amenazas ocultas tras la cortina del árido viento. Y finalmente, iluminándola con sentimientos de impotencia y exclusión, la escena tomó sentido como penosa travesía desértica plagada de acechanzas.


Aún seguía el resto de trazadores trabajando es sus obras cuando aquella primera pesadilla pasó a manos de los lanzadores, que después de unos cuantos recortes de última hora y tras los ajustes temporales pertinentes, la conectaron al torrente onírico.

De nuevo sonaron los altavoces por toda la planta:


Atención: pesadilla en tres… dos… uno…


Todos detuvieron su actividad mientras un temblor, como un escalofrío violento, sacudía la nave de una punta a otra.


Aquella gran cadena continuó su marcha, con su ronroneo de motores y sus chirridos de poleas, flotando en un mar de golpes y barrida por cuchicheos que se alzaban aquí y allá. Y dos pesadillas más la sacudieron de un extremo a otro, y el sueño pesado cargó el ambiente de manera insoportable, hasta que la calma chicha del sueño ligero devolvió las cosas a su estado natural.


Los desechadores y los selectores ya habían acabado su tarea, y formaban corro junto a los trazadores que habían cumplido con su parte, observando con atención y reverencia al único de ellos por el que aún esperaban en su puesto los lanzadores. Era el más veterano de todos, una eminencia, y frente a él el recurrente problema de última hora: casi no quedaba nada con lo que recrear el último sueño. Apenas tenía una desangelada escena de persecución, un poco de desinhibición de fin de fiesta y algo de desorientación vital, y con ese exiguo bagaje tenía que afrontar el reto de la posible polución nocturna.


Tras pensárselo unos segundos, transformó el fondo en un laberinto de pasillos y habitaciones sin fin con la desorientación vital que le habían dejado, dejó desnudas a las dos figuras con un poco de desinhibición y, tras sacar un pequeño frasco que llevaba guardado para casos desesperados como éste, dejó caer sobre la escena unas gotas de esencia de un recuerdo lejano, de una amiga de la familia con instintos de iniciadora cuyo rastro ya casi se había perdido en la memoria. Después todos observaron en respetuoso silencio cómo los lanzadores engarzaban ese último sueño en el torrente onírico, y esperaron.


Primero se sintió una leve vibración, un cosquilleo que les subía por las piernas y que fue in crescendo paulatinamente hasta dominarlos a todos y hacerlos estallar en un gran “¡Oh!” colectivo.


Después vinieron las felicitaciones, los abrazos y los apretones de manos al gran trazador que una vez más y contra todo pronóstico había conseguido poner la guinda a aquella sesión de sueño, mientras todos recogían sus cosas y se prestaban a abandonar la planta animados por el último anuncio de los altavoces:


… tres… dos… uno… Abandonando fase REM.



Relato ganador del II Certamen Monstruos de la Razón, categoría Fantasía.

La Columna OcioZeta-Sevilla Escribe, "De prestidigitadores y magos o el Síndrome de Pablo de Tarso"



Hace no muchas noches, escuchando la radio mientras trataba de ganarme el jornal, me enteré de que un joven español había ganado ni más ni menos que una de las categorías del Campeonato Mundial de Magia celebrado en China. Ya a través de las ondas había escuchado hablar de dicho campeonato, o del de Europa, algo que al menos a mí me sonó curioso y que me trajo a la mente la figura de un hechicero veterano, curtido en mil batallas, que se pavoneaba orgulloso sobre los restos chamuscados, congelados, electrocutados, o simplemente convertidos en alimañas, de sus oponentes. Después se le entregaría el Grimorio Supremo, la llave hacia la verdad última, y finalmente todos juntos, ganador, jurado, y resto de entidades presentes, se retirarían a sus dimensiones correspondientes para celebrar lo conseguido, lamerse las heridas, o simplemente esperar a que una nueva conjunción de astros señalara el inicio de un nuevo cónclave.


Ya fuera de bromas, la noticia me pareció interesante, más aún cuando se anunciaba que el mencionado mago estaría en directo para explicar de qué iba el concurso entre magos, su historia personal, y de paso realizar un par de trucos para deleite de los oyentes. El primer truco me lo perdí entre unas cosas y otras, pero de la entrevista sí que capté más, y de las palabras del taumaturgo hubo algo que no me gustó, cierta falta de explicitud que le hacía dejar en el aire si la magia a veces era magia de verdad o siempre era un simple truco; todo muy alejado de la sinceridad del perínclito Anthony Blake y su conocidísima frase: “Todo ha sido producto de su imaginación”. Después vino el segundo truco, que sería algo así: que todo el mundo piense en el mes que nació y le ponga su número correspondiente (enero=1, febrero=2, etcétera). Ahora yo empiezo a nombrar los meses a la inversa (diciembre, noviembre, etcétera) y si nombro el tuyo sumas uno y dejas de contar, y si nombro otro sumas uno y sigues contando hasta que llegue al tuyo, sumes uno, y dejes de contar. Por ejemplo, si tu mes es julio empiezas por el siete, y cuando yo diga diciembre sumas uno (ocho), cuando diga noviembre sumas otro (nueve), y así hasta llegar a julio en el que sumas el último (trece) y te plantas. Y ahí está el juego, que a todo el mundo le da trece la suma total. El truco me parece muy obvio; algo ocurrente, pero poco más. Ahora, igual que la mayoría de la gente entiendo yo que ve la obviedad implícita, supongo que también habrá personas que no la vean, que se maravillen, e incluso las habrá que piensen en magia y no en simple prestidigitación o ingenio, que para algo el propio mago se encargó de no dejarlo claro, para que no busques el truco.


¿Y ahora qué? ¿A qué viene lo anterior? Bueno, quizá a algo, quizá a nada, ya veremos. De momento propongo que cada uno traiga a su pensamiento el recuerdo de ese relato que, más allá de una forma bonita, trufada de destellos deslumbrantes, le dejó con esa sensación de ¿qué demonios me han contado? ¿Me lo han contado a mí? … ¿Han contado algo? También me gustaría que se evocara el recuerdo de Saulo de Tarso que, mientras iba camino de Damasco, fue cegado por un rayo de sol, un rayo parecido a esos destellos literarios que a veces ciegan. En su caso encontró la fe, hizo las oposiciones para santo (San Pablo), y terminó siendo precursor del spam. Esto sucede muchas veces, que los destellos ciegan, que la parafernalia del prestidigitador enturbia el raciocinio y no nos deja ver el truco tras la supuesta magia, y que mucha gente, tendente a la credulidad por desconocimiento, ansia de encontrar la fe, o simplemente afinidad de objetivos al querer ejercer el dudoso oficio de mago, encuentran la fe o señalan a la magia como fuente del misterio (magia verdadera, de la que vale). Pero… ¿qué pasa con el que ya ha visto la actuación muchas veces y ha terminado conociendo el truco? ¿Y qué pasa con el que miraba sobre el hombro del prestidigitador mientras inventaba el truco, o con el que recibió las confidencias del mirón y sabe que no es magia? ¿Qué pasa, en definitiva, con ese Saulo de Tarso que lleva unas gafas de sol hechas de lecturas previas, experiencia, y conocimiento del proceso creativo tras la deslumbrante obra? Ese individuo, obtuso descreído, estará claramente en una encrucijada. Ante él se abrirán tres caminos: el de la aceptación por otorgamiento silencioso, dejando que el que quiera creer crea y que al él mismo lo sumen a la lista de deslumbrados ya que no abre la boca para negar; el del abogado del diablo que no sólo peca de falta de fe sino que intenta curar el “Síndrome de Pablo de Tarso” explicando el truco, enseñando las gafas de sol; y, por último, el que yo considero el camino de en medio, el que sigue aquel que ni denuncia el fraude, ni acata por silencio el anuncio de la magia presente, sino que simplemente niega haber visto la magia pero deja que cada uno haga el ejercicio de fe que le venga en gana.


Yo, en caso de encontrarme en tal encrucijada, seguramente optaría por el camino de en medio. Y no lo haría por rebeldía, Dios me libre en forma de rayo deslumbrante, porque entiendo que no es rebeldía el no comulgar con lo que sabes que son piedras de molino (sabes positivamente; no intuyes, no especulas, sino que tienes datos, “pruebas”). Tampoco lo haría por cobardía, pues entiendo que no es cobardía el dejar que cada uno crea lo que está inclinado (por una u otra razón) a creer. No, lo haría por respeto a mis principios, porque no creo en la “Teoría de la Infalibilidad del Autor”, aquella que dice que si no entiendes algo como lector es siempre culpa tuya y nunca del autor que, a diferencia del ejerciente de cualquier otra disciplina no artística, nunca falla en sus experimentos; la misma que pregona que no es agravante el que una obra se escriba en un rato, entre distracciones, a la hora de minusvalorarla frente a otras que tomaron mucho más tiempo y desvelo porque el autor, aparte de experimentar, de jugar con elementos que quizá no domine del todo al no ser un Cortázar, se preocupó de que el mensaje fuera entendible, valorable. Es el camino que tomaría, sin duda, porque no creo que al autor le ayude en su evolución un coro de deslumbrados que le hagan creerse el nuevo Harry Potter, soltando magia a golpe de varita, ni tampoco a ese otro autor que, en competencia con el prestidigitador con ínfulas de mago, vea su obra colocada detrás de la otra no por lo que es, sino por lo que quizá sea (aunque en realidad y con conocimiento de causa se sepa que no es).


En definitiva, señoras y señores, gente con paciencia que ha llegado hasta aquí con la vacua ilusión de que encontraría por el camino algo más que simple palabrería, lo que yo quiero decir es que creo en la prestidigitación y el mentalismo declarados, aquellos confiesan que todo es un truco y aceptan que lo desenmascaren, que su propuesta puede ser fallida, a diferencia del aprendiz de mago que, si le descubres el truco, si lo ves como una propuesta fallida, te tachará de incrédulo recalcitrante, de reaccionario, pues no has querido aceptar como magia lo que no es tal. Señores y señoras, si Saulo de Tarso hubiera llevado las gafas de sol adecuadas no se habría visto deslumbrado, no hubiera creído encontrar la fe, y los pobres romanos, corintios, gálatas, efesios, filipenses, colosenses, tesalonicenses, Timoteo, Tito y Filemón, no se hubieran visto agobiados por tanta epístola cansina.



Tres concursos

III premio internacional de las editoriales electrónicas (PIEE)


III Premio Internacional de las Editoriales Electrónicas (PIEE) se crea con el fin de promocionar el medio electrónico como plataforma de Futuro.Las bases que a continuación se detallan, así como cualquier comunicado que emita la organización, serán publicados en http://premiointernacional.blogspot.com/ . Cualquier mensaje que se nos desee hacer llegar relacionado con el premio, se enviará través del correo premiointernacionaleditoriales[arroba]yahoo.es.

1ª Podrán participar en el III Premio Internacional de las Editoriales Electrónicas todos los relatos, artículos o ilustraciones que se hayan publicado en una revista digital o página web escrita en español, en cualquier parte del mundo, entre el 1 de noviembre de 2008 y el 31 de octubre de 2009, ambos inclusive.

2ª Las obras nominadas (relatos, artículos o ilustraciones) deberán estar encuadradas en, o abordar los géneros de, ciencia-ficción, fantasía y/o terror.

3ª Los relatos y artículos, escritos en español, no podrán exceder de las 17.500 palabras. Las ilustraciones podrán estar realizadas mediante cualquier técnica.

4º Podrán participar trabajos aparecidos en cualquier publicación digital, independientemente del formato.

4.1 Otras condiciones de los trabajos:a) Los trabajos serán nominados por el responsable de la publicación, en ningún caso por el autor.b) Los trabajos tienen que haberse mantenido inéditos hasta el momento de su publicación en los ezines o sitios web que los nominen al premio.c) Los trabajos podrán haber aparecido posteriormente en otras publicaciones, pero solo podrán ser nominados por aquellas en las que apareció por primera vez.

4.2 Exclusionesa) Los responsables de las publicaciones que quieran participar en el premio no podrán nominar trabajos propios aparecidos en sus propias publicaciones, aunque sus trabajos sí podrán ser nominados si han aparecido en publicaciones ajenas, según se define en el inciso

4.1a)b) No podrán ser nominados al premio trabajos de ninguno de los miembros del jurado ni de sus cónyuges, ascendientes y descendientes.

5ª Cada editor o webmaster sólo podrá nominar dos (2) relatos, un (1) artículo y una (1) ilustración por revista o página web. El editor o webmaster podrá nominar la imagen de portada o una imagen incluida en el ezine, página web o galería de un autor

.6ª Cada editor o webmaster debe contar con la autorización previa del autor y con su aceptación total de las bases del premio, debiendo adjuntarse ambas al trabajo nominado. Se responsabilizará además de cualquier reclamación al respecto por parte de los autores.

7ª Cada nominación se enviará a premiointernacionaleditoriales[arroba]yahoo.es por correo electrónico, indicando publicación de origen y editor o webmaster. El envío deberá cumplir además estas condiciones:a) cada trabajo deberá enviarse en un mensaje aparte, con el asunto:Asunto: III PIEE [Categoría:] [Título del trabajo]y con esta ficha cumplimentada, todos los campos son obligatorios:Publicación:Editor:Categoría: [Relato][Artículo][Ilustración]Título:Autor: [nombre real en caso de haberse publicado bajo pseudónimo]Correo electrónico del autor:Enlace de acceso al trabajo:[Copia de la autorización del autor]b) Los trabajos deberán ser libremente accesibles en línea en todo momento mediante una URL que se indicará en el correo.c) En el caso de los relatos y artículos, se adjuntará una copia del texto en formato TXT, HTML, DOC, RTF, ODT o PDF, sin maquetar y sin ilustraciones adjuntas, con posibilidad de ser imprimido.d) En el caso de las ilustraciones se deberá adjuntar una copia en formato GIF, PNG o JPG, de una calidad razonable y un tamaño de almacenamiento no superior a los 100 KB. De ser necesario durante las deliberaciones, la organización solicitará una copia de mejor calidad.

8ª El plazo de admisión de candidaturas se abre el 1 de noviembre de 2009 y finalizará el 31 de diciembre del 2009. No participarán obras remitidas con posterioridad al 31 de diciembre de 2009.

9ª El fallo de este premio se hará efectivo el 1 de mayo de 2010, será inapelable y se dará a conocer a través de http://premiointernacional.blogspot.com/ y mediante notificación expresa a los editores y autores de las obras ganadoras

10ª Se establecen los siguientes premios:

Relato ganador -------------------200 dólares

Artículo ganador------------------150 dólares

Ilustración ganadora--------------150 dólares

Se establece igualmente dos accésits en cada una de las categorías. Tanto el primer premio como los accésits recibirán diplomas acreditativos.

11ª Los ganadores se harán cargo de todos los gastos necesarios para hacer efectivo el premio.

12ª A partir del día del fallo del premio y durante un año, los organizadores se reservan el derecho a publicar una antología sin fines lucrativos con las obras ganadoras, los accésits y los trabajos que por su calidad se considere oportuno incluir. Dicha antología podrá tener versiones en formato electrónico y en papel.

13ª El jurado del premio estará compuesto por personas ajenas al premio y pertenecientes a asociaciones y tertulias literarias de reconocido prestigio. Su nombre se dará a conocer el mismo día del fallo del premio, al principio del acta.

14ª Los ganadores han de confirmar, en un plazo de quince días a partir del fallo, la aceptación del premio y de la forma en que éste se hará efectivo. Si no se produjera dicha confirmación, el jurado estará facultado para designar, si así lo considerase, un nuevo ganador, decisión que será inapelable.

15ª La participación en este certamen implica la aceptación íntegra de todas las bases.Los organizadores

I certamen de microrrealto de terror Artgerust. Homenaje a Poe


1.- Podrán participar todas las personas mayores de edad y en caso de ser menor de edad podrás participar en los certámenes enviando un justificante de tus padres o tutores a c/Granada, 5 – Torrejón de la Calzada – Madrid – CP: 28991, no haciéndose responsable GERÜST CREACIONES S.L. de la participación de menores sin consentimiento de los mismos. No podrán participar los socios ni los familiares de los socios de la empresa organizadora GERÜST CREACIONES, S.L.

2.- Los trabajos serán microrrelatos de no más de 160 palabras. La temática será la de terror y deben ser escritos en lengua castellana. Cada usuario registrado podrá enviar el número de textos que le parezca oportuno. Para participar en él:

I) Regístrese en www.artgerust.com pulsando la pestaña "registro" y siguiendo los pasos.

II) Si ya tiene cuenta ArtGerust, autentifíquela poniendo en la esquina superior derecha el correo electrónico y la contraseña con el que hizo el registro.

III) A continuación pulse la pestaña "certámenes". Se le abrirá una pantalla con todos los escritos que ya han participado. Arriba de ellos, un botón que pone "participa".

IV) Se le abrirá una ventana con un cuadro de texto para el título y otro para el escrito en sí. Escriba ahí el microrrelato de terror que desee.

V) Acepte nuestras condiciones legales y dele a "aceptar".

VI) En cuanto sea comprobado que su escrito acepta todas las condiciones legales y bases entrará a concurso y será publicado en nuestra web.

3.- La presentación de trabajos, implica el conocimiento y la aceptación, sin excepciones, de estas bases.

4.- Todos los trabajos serán originales, inéditos y todos los derechos sobre los mismos pertenecerán en exclusiva a quien los presente.

5.- Los trabajos en ningún caso incorporarán materiales de terceros salvo en los casos expresamente permitidos por las leyes y, en todo caso, con absoluto respeto a estas bases. Los materiales ajenos, en ningún caso excederán una proporción ínfima del total de la obra.

6.- Todos los trabajos tendrán una extensión mínima de 1 palabra y máxima de 160.

7.- Al ganador del certamen se le avisará a su correo electrónico de que es el ganador del mismo. Tendrá que facilitarnos el nombre completo, apellidos, domicilio y NIF/NIE para poder proceder a la entrega del premio.

8.- El plazo de presentación de los trabajos finaliza a las 23:59 horas (hora local española) del día 31 de diciembre del año 2009.

9.- Todos los trabajos presentados se publicarán en el sitio web con URL www.artgerust.com en el orden en que se reciban y sean aprobados haciendo mención del nombre de usuario elegido para el registro en www.artgerust.com A los efectos de lo expresado en este párrafo y por el hecho de presentar un trabajo al certamen, su autor o autora autoriza a GERÜST CREACIONES, S.L. a realizar la comunicación pública del trabajo presentado sin límites territoriales ni temporales.

10.- Todos los trabajos presentados quedarán a disposición pública en el sitio web sin límites temporales ni espaciales, a cuyos efectos se autoriza a GERÜST CREACIONES, S.L. a que lleve a cabo esa puesta a disposición en las condiciones señaladas.

11.- De entre los trabajos presentados, un jurado compuesto por personas diversas elegidos libremente por GERÜST CREACIONES, S.L., mediante el procedimiento de votación, elegirán de entre los trabajos presentados un trabajo ganador premiado con 1.000 €.

12.- El trabajo galardonado se dará a conocer en el sitio web el día 10 de enero y será publicado. En consecuencia, el autor o autora del trabajo galardonado aceptan el uso de su nombre e imagen para dar publicidad a los trabajos galardonados y ceden sobre los mismos a GERÜST CREACIONES, S.L. en exclusiva los derechos de fijación, reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición y transformación. Los demás términos de la cesión, en su caso, se establecerán por contrato editorial entre el autor o autora y GERÜST CREACIONES, S.L.

13.- Se autoriza a GERÜST CREACIONES, S.L. a hacer una antología con los 50 microrrelatos de terror finalistas. Esta antología llevará el nombre de Los 50 microrrelatos de terror de ArtGerust con el subtítulo de Homenaje a Poe. ArtGerust premiará a los autores que han sido los seleccionados en dicha compilación pagándoles el 15% de los ingresos totales del libro. El modo de pago, vía cheque al portador. A partir de 25€ de ganancias, cada autor podrá solicitar el cobro. Si no llegan a 25 € de beneficio por autor, se les pagará pasado un año desde que se ponga a la venta la antología


I EDICIÓN DEL PREMIO INTERNACIONAL DE NARRATIVA “ASTRO” DE FICCIÓN CIENTÍFICA


La Universidad Autónoma de Madrid y Equipo Sirius, se complacen en convocar la I Edición del Premio Internacional de Narrativa “Astro” de Ficción Científica. Podrá participar en el Certamen cualquier persona física que lo desee. La narración deberá ser original e inédita, no premiada en otros concursos ni presentada, con igual o distinto título, a otro premio literario pendiente de resolución, y libre de compromisos de publicación.

2. Sólo se aceptarán narraciones escritas en español. Cada autor podrá participar con una única obra.

3. La novela deberá adscribirse al género ficción científica o hard, entendiendo por tal, relatos, tramas, contextos que incluyan como eje narrativo anticipaciones o especulaciones caracterizadas por su fundamentación científica.

4. La obra se presentará bajo seudónimo acompañada de un sobre cerrado o plica con el seudónimo y nombre de la obra a concurso. En la plica se incluirá nombre del autor, breve perfil académico, profesional, bibliografía relacionada y forma de contacto: dirección postal, teléfono y correo electrónico.

5. La obra se presentará en formato DIN-A4, por una cara a doble espacio, tamaño de letra de 12 puntos con un mínimo de 30.000 palabras y un máximo de 120.000. No se admitirán colecciones de relatos salvo que reúnan una trama narrativa común clara y visible.

6- La obra a concurso se enviará por duplicado por correo postal a Equipo Sirius, Antequera, 2, local – 28041 Madrid, indicando en el sobre para "I Premio Internacional “Astro” de Ficción Científica".Para aquellos autores de otros países, se admitirá el envío por correo electrónico a premioastro@equiposirius.comEsta dirección de correo electrónico sólo la gestionará el Censor del Premio. Se deberá adjuntar dos ficheros. 1) la obra firmada con seudónimo y 2) la plica.

7. El plazo de admisión de los originales finalizará el 30 de noviembre de 2009.

8. Se otorgará el siguiente premio: Publicación de la obra original ganadora en el sello editorial Transversal de Equipo Sirius, en las condiciones contractuales habituales, percibiendo 1.500 € en concepto de anticipo sobre los derechos de autor.

9. El jurado estará compuesto por doctores, profesores, investigadores, escritores y críticos literarios. Serán seleccionados cinco finalistas antes del 28 de febrero de 2010 lo que se notificará a través de los medios de comunicación. La entrega del Premio será pública en la fecha que el jurado anuncie oportunamente.A su criterio, los premios podrán declararse desiertos.

10. Los manuscritos originales no serán devueltos sino que serán destruidos tras la publicación del fallo.

11. La participación en este Certamen supone la aceptación de las presentes bases.


domingo, 22 de noviembre de 2009

El mundo encima

‘Vivir es estar siempre preparado para que se te caiga el mundo encima’.

Esa frase la acabo de sacar de ‘Las golondrinas de Kabul’, una aconsejable novela, dura, de Yasmina Khadra.

De primeras, la frase impresiona.

Agresiva, retadora… la reflexión representa, bien analizada, un canto a la vida.

No es cuestión de pasar por este mundo dramatizando, ni que todas nuestras conversaciones sean profundas o deban escribirse con mayúsculas. La clave es, simplemente, saber de nuestra fragilidad como la mayor de las fortalezas para encarar el día a día. No desperdiciar nunca la oportunidad de mostrar que queremos a los nuestros, porque no sabemos nada de lo que vaya a pasar cinco minutos más tarde. No hablo de que a nadie se le tenga que caer un piano encima paseando por la calle. Hablo de vivir sin pensar en segundas oportunidades que tal vez no vengan, o no vengan iguales, o no igual de limpias. Hay que vivir sin pensar en segundas oportunidades.

La sonrisa hay que regalarla, siempre. Las gracias hay que darlas, a toda costa. No regateemos un saludo, una caricia. Preguntemos a un compañero de trabajo si lo vemos tristón, paseémonos la playa si nos apetece, invitemos a una cerveza sin pensar en la cuenta corriente. Nunca pensemos en otro día para poner la cara al viento.

Como dicen los chinos… ‘lo que no se da, se pierde’.

Se pierde para siempre.



Zombis de Haití

En 1999, la Sociedad Antiesclavista de Londres sacó a la luz un informe aterrador en el que constataba la existencia de más de mil casos de zombificación en el caribeño país de Haití. Éste es sólo un ejemplo de la oscura realidad que se esconde tras palabras como Vudú, zombi o bokor que, debido a influencias cinematográficas o literarias en las que dichos términos se han usado para adornar todo tipo de fantasías, son tomados con cierta ligereza por una opinión pública que en su mayoría desconoce la verdad tras el mito. Y no es tampoco algo de extrañar cuando hablamos de Haití, un lugar singular, con una historia y unas tradiciones propias, una cultura arrancada de su tierra natal que, aislada no sólo de sus vecinos sino del resto de mundo, ha devenido en un universo cerrado y aterrador en el que muchas veces las pesadillas se pueden tocar con las manos.


La historia conocida de Haití comienza un 5 de diciembre “del año de nuestro señor de 1492”, cuando la expedición colombina arriba a las costas de la que más tarde sería conocida como isla de La Española. La población autóctona, estimada entonces en unos 300.000 habitantes de las culturas atawak, caribes y taínos, fue aniquilada durante el ulterior proceso de conquista y colonización. A mediados del siglo una parte de la isla había pasado a formar parte del reino de Francia, el cual estableció un férreo sistema esclavista para una población compuesta por 300.000 esclavos, en su mayoría traídos de las regiones africanas de Senegal, Nigeria y Dahomey, la actual Benín, y no más de 12.000 personas libres entre blancos y mulatos. En el seno de esa sociedad eminentemente esclava, arrancada de su tierra y obligada a profesar una religión totalmente ajena a sus ancestrales creencias, fue donde se gestó una nueva cultura, mezcla de tres mundos diferentes, que tuvo un profundo calado entre gentes sin acceso a la enseñanza. Con el tiempo, y de la mano de esta nueva tradición esotérico-religiosa, también fue creciendo entre la población esclava un intenso sentimiento revolucionario, un ansia de libertad que ya no pudo ser detenido.


El primer intento de independizar Haití tuvo lugar en 1757, cuando Macandal encabezó una rebelión de fugitivos fanáticos que finalizó poco después cuando todos fueron capturados y ejecutados en la hoguera. Pero se habla del 14 de agosto de 1769 como el día en que, durante la celebración de una ceremonia vudú (prohibida por las autoridades francesas) por parte del sacerdote Boukman, se inicia lo que sería la definitiva revolución haitiana. El proceso de emancipación tuvo como principales protagonistas a François Dominique Toussaint-Louverture que entre 1793 y 1802 dirige la revolución enfrentando a españoles, franceses e ingleses, y a Jean Jacques Dessalines que, tras la captura, destierro y muerte en Francia del primero, vence definitivamente a los franceses en la Batalla de Vertierres en 1803 y proclama la independencia de Haití en 1804, convirtiendo así al país en la segunda colonia americana, tras los propios Estados Unidos, en independizarse de las metrópolis europeas. Hablamos de una lucha sangrienta, un conflicto que, según el último de los dirigentes franceses de la colonia “Sólo se podrá solucionar cuando no quede ni un solo blanco en la isla”. Efectivamente, bajo la aterradora consigna de “Cortar cabezas, quemar casa”, la población blanca de Haití fue totalmente exterminada.


Se inicia así un periodo aparentemente glorioso para los haitianos, reconocidos por su valor entre las muchas colonias americanas que, como ellos, ansiaban su independencia. Y este sentimiento fue alimentado por la ayuda que prestaron a sus vecinos dominicanos para librarse de yugo español (aunque después lo que hicieron fue ocupar la parte oriental de la isla, que no recuperó su independencia como República Dominicana hasta 1844), o por el asilo y apoyo concedido al mismísimo Simón Bolívar en su lucha por independizar a Venezuela. Sin embargo, en los sustratos más bajos de la sociedad se gestaba otra cosa, un surgimiento de creencias esotéricas que tenían al Vudú, la mezcla de religiones animistas africanas, cristianismo mal digerido y el remanente cultural de los taínos, como núcleo aglutinador. Detalles como la elección de los colores patrios, rojo y azul, eliminando el blanco de la bandera francesa en parte por librarse de la mística influencia maligna de todo lo blanco en su sociedad, son unos primeros indicativos de esta tendencia.


Conforme fue pasando el tiempo, Haití continuó con el lento pero inexorable proceso degenerativo de su sociedad, enturbiando sus relaciones con sus vecinos debido a la gran presión ejercida sobre ellos, aislándose, y todo dentro de un clima de inestabilidad política y social y de aumento de la influencia del Vudú insostenible. Es en este escenario en el que se produce la ocupación militar estadounidense que se prolongaría desde 1915 hasta 1934. Y es durante esa ocupación cuando la sociedad occidental empieza a documentar algunas de las prácticas de los hungans, los bokors, los sacerdotes del Vudú. Todo parte de unos informes de las autoridades sanitarias militares acerca del desproporcionado índice de suicidios y otros incidentes similares entre la tropa de ocupación. Tras los estudios pertinentes se llega a la conclusión de que los soldados han sido expuestos a sustancias psicoactivas desconocidas que, o bien por el aire o mezclados con los alimentos o el agua, han sido introducidas en los campamentos.


Una vez liberados de la ocupación estadounidense, los haitianos siguieron con su espiral degenerativa, con conflictos nunca solucionados del todo entre las autoridades mulatas y las masas populares afrodescendientes. Y mientras esto sucedía dentro de su sociedad, los primeros investigadores del fenómeno vudú empezaban a llenar páginas y páginas con todo lo relativo a ese misterioso culto y a hablar de extraños casos de personas dadas por muertas pero que aparecían años después en un terrible estado de destrucción mental y física.


Por fin en 1957, con la ascensión al poder de François Duvalier, Papá Doc, es cuando se instala el Vudú en el gobierno del país. La bandera pasa de ser azul y roja a ser negra y roja, los colores del Vudú, y bajo la atenta mirada de los tontons macoute (el tío del saco), la selecta guardia personal del dictador, cuyo nombre hace referencia a los brujos vuduistas viajeros, la brutalidad y el miedo a los supuestos poderes mágicos de estos sicarios institucionalizados sumen al país en una de sus etapas más oscuras.


A Papá Doc lo sucedió su hijo Jean-Claude Duvalier, Baby Doc, en 1971, que se mantuvo en el poder hasta que una insurrección popular lo depuso en 1986. A partir de ahí se sucedieron los golpes de estado, deposiciones forzosas y demás síntomas de su endémica inestabilidad política, siendo la última de estas crisis la de 2004, que forzó a los cascos azules de la ONU a ocupar la isla.


Y así es la Haití de hoy en día, uno de los países más pobres del planeta, odiados y temidos por sus vecinos, y aislados en un mundo que se ha derrumbado sobre ellos.


Pero no es por su singular y triste historia por lo que ese país caribeño es famoso, sino por ese extraño culto, hasta cierto punto exportado más allá de sus fronteras, que es el Vudú.


Hablar de Vudú es hablar de esclavitud, de imposición del cristianismo, de remanencia de ciertas creencias y prácticas de la población precolombina del continente americano e, incluso, de ocultismo europeo. Y junto al Vudú haitiano existe todo un conjunto de derivativos formados a partir de la misma amalgama de religiones y tradiciones, como son la Santería cubana o dominicana, el Vudú de Nueva Orleáns, el Candomblé, la Macumba, o la Umbanda y Kimbanda brasileñas. Se tratan todos ellos de sincretismos forzosos, del oportunismo y la astucia de personas que, obligadas a profesar una religión que les era totalmente ajena, supieron adaptar sus antiguos cultos a la imaginería cristiana con el fin de poder seguir practicándolos (la identificación de sus dioses o Loas con los santos cristianos, por ejemplo). Fue también una forma de unirse, él único nexo entre esclavos traídos desde distintos puntos del África negra.


El origen de la palabra Vudú es africano, y significa “dios” o “espíritu”. Los rasgos originales de esta tradición provienen de los pueblos africanos de habla yoruba (Nigeria, Togo, Benín, Senegal…), y de hecho en sus rituales se habla a menudo del hombre puro de Guinea. Lo que sería la experiencia central de su religión es la posesión de los acólitos por parte de sus dioses, una forma de honrarlos. Según el vuduista el alma humana está formada por dos partes, el gros-bon-ange (gran ángel bueno), el alma esencial, lo que hace a la persona ser lo que es, y el ti-bon-ange (pequeño ángel bueno), la conciencia de la persona, siendo el gros-bon-ange el que propicia el contacto entre el cuerpo y el ti-bon-ange. Durante los rituales de posesión, celebrados en tonelles, y mediante cantos, bailes, la ingesta de ciertas sustancias, las rítmicas vibraciones de los tambores y otros aderezos que suelen implicar el sacrificio ritual de animales, se llega a un clímax en el que el adepto entra en trance, su gros-bon-ange se desplaza, y la persona es por tanto poseída por el dios que se apodera de su cuerpo. Una vez poseído por cualquiera de sus diversos dioses o espíritus, de los que hay un gran número (Aida Ouedo-Virgen María, Lagueson-san Jorge, Agwe-san Ulrich, Damballah-san Patricio, etc) el acólito no sólo se supone que adopta la personalidad, sino también su aspecto, gestos y conducta. Así, una persona poseída por Papá Legba-san Pedro, guardián de la verja del otro mundo y las encrucijadas cuyo símbolo es una muleta, se convierte aparentemente en un hombre viejo y rengo. La posesión, que puede durar horas, es tan profunda que el poseído puede caminar sobre ascuas o meter las manos en agua hirviendo sin inmutarse, de la misma manera que los miembros de algunas tribus africanas se podían cortar sus propios dedos durante los trances. Finalmente la posesión acaba de forma espontánea, el gros-bon-ange vuelve al cuerpo y éste renueva su conexión con el ti-bon-ange, aunque a veces para que esto suceda es necesaria la intervención del hungan, el sacerdote vuduista que oficia la ceremonia.


Ésta idea de la posesión, del alma que se desplaza, subyace en la mayoría de supersticiones y prácticas del Vudú, como las que propician que tras la muerte, y después de pasar cierto tiempo en el fondo de un río, el alma de los muertos sea invocada por los sacerdotes y colocada en una campana sagrada, sustitutivo del cuerpo físico, para que se convierta en un espíritu ancestral que aconseje y proteja a la familia. O, en el caso que nos ocupa, el del aparecido o zombi, se considere que un alma desplazada del cuerpo puede ser capturada y encerrada en una botella o vasija por un sacerdote malvado o bokor, que se apodera así del cuerpo.


Los ministros de esta religión son los hungans, a los que, cuando utilizan prácticas malignas, se les llama bokors (en la realidad lo normal es que el hungan sea bokor y viceversa, siendo únicamente sus intereses personales los que les impulsa a actuar como uno u otro en cada ocasión determinada). El hungan se supone investido de poderes especiales, la mayoría de ellos de origen místico, aunque son realmente las creencias de las personas, su inclinación a creer en la veracidad de estos poderes, las que les otorgan la preeminencia de la que gozan. En una sociedad como la haitiana, sumida en la incultura, el miedo y la superstición, la creencia acérrima en el Vudú y el poder de sus sacerdotes puede acarrear nefastas consecuencias. Por ejemplo, una costumbre muy temida llevada a cabo por estos bokors es el vestir a un cadáver con la ropa de un vivo y después esconderlo en algún lugar secreto para que se pudra, lo cual hace que el vivo enloquezca buscándolo; en el caso de que la persona sepa lo que está sucediendo y crea en el poder de la magia vudú, el acabar sumido en la locura es una posibilidad más que cierta.


A estos poderes más basados en las creencias de la gente que en la realidad también se suman, por desgracia, una serie de profundos conocimientos de naturopatía, de identificación, tratamiento y uso de diferentes sustancias, cuya base sí es real y cuyos resultados, más allá de la superchería, también lo son. De hecho los bokors y hungans manejan un auténtico catálogo de sustancias “mágicas” que, como bien comprobaron las autoridades militares norteamericanas durante la ocupación del país, son realmente efectivas y, si su finalidad es maléfica, altamente perniciosas. Dentro de este catálogo podemos encontrar por ejemplo el polvo de rapé, usado para castigar al amigo traidor, el yoyo, que cura el mal de ojo, el polvo agotador, que hace verdadero honor a su nombre, el pachuli, que castiga la infidelidad en el matrimonio, y por último uno de los más aterradores y el que nos ocupa a nosotros, el polvo zombi, el pepino zombi, la cocombre zombi.


Y es ahora cuando por fin llegamos al meollo de la cuestión, a la creación del zombi, a esa práctica que, lejos de la imaginería holliwoodiense, oculta una verdad tan aterradora o más como la ficción que representan esos cadáveres andantes que en los filmes de Romero, y los que en ellos se inspiraron, se dedican a la antropofagia y la destrucción sistemática de la sociedad que conocemos.


El fenómeno de la zombificación es algo veraz y siniestro, una práctica en la que se conjugan muchos de los aspectos de Haití, su cultura y prácticas vuduistas, de los que anteriormente hemos hablado, y cuya existencia es tan real y conocida que incluso podemos detectar su presencia a través del artículo 246 del antiguo Código Penal haitiano: “También se considerará que hubo intención de matar si se utilizaren sustancias con las cuales no se mata a una persona pero se la reduce a un estado letárgico, más o menos prolongado, y esto sin tener en cuenta el modo de utilización de estas sustancias o su resultado posterior. Si el estado letárgico siguiere y la persona fuere inhumada, el intento se calificará de asesinato”. Tan cierto es esto, que se han dado multitud de casos en que los familiares de muertos cuyo óbito podía relacionarse con prácticas mágicas han estrangulado, apuñalado, o incluso desmembrado los cadáveres para evitar que sean resucitados por los bokors.



La zombificación, práctica que sólo existe en el Vudú haitiano y no en ninguno de sus derivativos de otras partes del globo, no es en un principio más que un caso de envenenamiento, pero un envenenamiento especial provocado con unos fines muy específicos y particulares. El veneno que lo provoca, el anteriormente mencionado polvo zombi, tiene como componentes principales el pepino de mar (sustancia altamente tóxica y alucinógena), la tetrodotoxina (extraída de los ovarios de las hembras del pez globo, también altamente tóxica y que incluso en pequeñas cantidades puede provocar la muerte, como de hecho se ha producido muchas veces en restaurantes orientales que ofrecen esta especialidad), y la flor de datura o estramonio (también alucinógeno y cuyo uso está constatado en arcaicas sociedades europeas de brujos que debido a su ingesta en determinados rituales llegaban a creerse verdaderos hombres lobo). Este polvo, que bien puede ser suministrado mezclado con la comida o la bebida, e incluso se puede transmitir por el aire, provoca en la víctima un desequilibrio metabólico que los sume en un estado letárgico muy parecido a la muerte (mínimo consumo de oxígeno, apenas dos latidos por minuto, inmovilidad…), pero en el que por desgracia son conscientes de todo los que les sucede, como el aterrador hecho de ser enterrados (muy ilustrativa es la imagen de la película “La serpiente y el arco iris”, la que mejor trata la realidad del fenómeno zombi, en la que un supuesto cadáver derrama una lágrima mientras resuena la caída de las paladas de tierra sobre la tapa del ataúd en el que está siendo enterrado).


Más tarde, pasado un período de dos a cuatro días (lo máximo que puede aguantar el supuesto cadáver antes de consumir totalmente al oxígeno contenido en el ataúd), el bokor exhuma el cuerpo para llevárselo a su santuario y una vez allí suministrarle el antídoto que lo libere de su estado letárgico. La persona que renace de esta aparente muerte ya no es lo que era, su sistema nervioso está destrozado, sufre un grave caso de hiponatremia (insuficiente concentración del electrolito sodio en sangre), y la verdadera pesadilla, su vida como zombi, acaba de comenzar. Aprovechando la credulidad de una víctima idiotizada e imbuida de las creencias vuduistas, el hechicero la convence de que efectivamente ha muerto, que su gros-bon-ange ha sido desplazado, atrapado y encerrado en una botella, y que sólo él es capaz de devolverle a su estado anterior, a cambio por supuesto de que le obedezca en todo. Durante el periodo de restablecimiento, que puede durar un mes, el bokor acentúa este sentimiento de sumisión en su víctima sometiéndola a todo tipo de torturas, engañándola con todo tipo de artimañas, incluso disfrazándose de diablo y rodeándola de fuego para hacerle creer que está en el infierno.


El resultado de todo lo anterior es la creación de un esclavo incapaz de revelarse, un sirviente para el bokor que lo ha zombificado o para la persona que lo compra a éste, pues muchas veces son los réditos de este comercio de seres humanos los que están detrás de esta práctica (otras veces puede ser la venganza, o cualquier otra manifestación de los más bajos instintos humanos). Hablamos de un negocio conocido e incluso consentido por las autoridades haitianas que supone una de las bases de un nada despreciable sector de su economía agrícola (15 o 20 zombis de promedio por plantación; no más, pues debido a las limitaciones provocadas por su sistema nervioso devastado sólo son buenos para trabajos pesados pero simples), más aún en tiempos del nefasto Papá Doc, que con su institucionalización de vuduismo incluso alentó esta práctica.


La muerte en vida, eso es la zombificación, secuestro, torturas y sometimiento a esclavitud, el amargo destino de estos desgraciados que, incluso en los raros casos en los que consiguen escapar con vida de los campos de trabajo en los que los retienen, jamás llegan a recuperarse del todo del daño infligido. Hay muchos casos documentados, con nombres y apellidos, como el de Felicia Felix-Mentor, que reaparecida veintinueve años después de su supuesta muerte había perdido por completo la capacidad de hablar, rehuía cualquier contacto humano, y que durante los pocos años que le quedaron de vida jamás fue capaz de expresar ningún tipo de pensamiento coherente.


Éstos son los zombis haitianos, los zombis de carne y hueso, pesadillas surgidas de las más oscuras simas de la mente humana que, cuando caminan por Haití, ese mundo cerrado y aislado en el que la pobreza, la injusticia y el terror al lado más siniestro de las prácticas vuduistas campan a sus anchas, pueden ser incluso tocadas con las manos.





Originalmente publicado en "La Biblioteca Fosca Nº 3: Zombis"

Autor: Manuel Mije
Correo Electronico: perring255(arroba)hotmail.com

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